CAPÍTULO NUEVE:
Observo cómo Milan camina en silencio, pensando en algo que no me dice. Porque se lo pregunté. Cuando estamos a unas cuadras de mi casa, nos detenemos. No quiero que sepa mi casa.
—Bueno... Milan— empecé. Junte mis manos y las troné porque no estaba segura de qué decir.—Gracias. Me divertí y la pasé bien.
—No hay de qué—me mira desde su altura. Sonriente en inclina haciendo que su rostro quede a la misma altura que el mío,— supongo que este es el primero de muchos encuentros
—¿Muchos?
—Muchos—deja un beso en mi mejilla, sin intimidarme o incomodarme. —Luego te invitaré a comer chaufa
—¿En serio lo harás?
—No soy fan del chaufa, pero tú sí, —se endereza— no estaría mal invitarte a comer. Así que, solo espera.
—Bien... Eh... Nos vemos mañana—le doy una sonrisa, sin saber muy bien que decir
—Bye
Me volteo y empiezo a caminar para llegar de una buena vez a mi casa. Y cuando volteo a ver, él ya no está, se ha ido.
Bendita tarde.
La mejor.
Toco la puerta de mi casa, y este no se tarda en abrir. Mi madre abre y mira a los lados, asegurándose de que no haya nadie conmigo
—¿Se fue?
—Si
—¿Como la pasaste?
—Es el chico de mi vida—suspiro, rendida
—¿Y eso?
—Todo lo que pasó fue muy... Ah... Si lo escucharas, no creerías que alguien así me gustara. Es muy tierno—hago una mueca
«Diosito, ilumíname o elimíname porque esta pendeja ya se está enamorando»
—Me alegra que estes volviendo a salir y eso—admite, caminando a la sala oscura, solo con el televisor iluminando
—A Sami no le gustaría que sigamos deprimidos... Ella odia vernos así—carraspeo, deshaciéndome de mis zapatos y dejándolos a un lado
—Vino Jacob a dejar unas cosas de ella que dejó en su departamento. Creyó que lo queríamos.
—¿Dejó las cosas que le regaló?—la miro
—Algunas.—susurra, disimulando su mueca
—¿Cómo lo viste?
—Un poco mejor que antes. Lo está llevando bien. Creo. Su madre me escribió. Dijo que para más tiempo en su trabajo.
—Quizás necesita más tiempo. —me deshago de mi casaca
—Hablando de otra cosa—mi madre carraspea, poniéndose algo seria.—La próxima que salgas con un chico, dime. No te creas muy viva. Ya pasé por eso y no me verás la cara.
Me avergüenzo inevitablemente.
—Solo...
—¿Es Vinnie?
—¡No!—hago una mueca
—¿Entonces?
—Nadie en especial, un amigo que apenas me hablo en la escuela.
Mi madre me mira con suspicacia, debatiendo si en creerme o no creerme.
Al fin y al cabo, solo se queda callada, pero sé que no me ha creído ni en lo más mínimo

ESTÁS LEYENDO
UN ENCUENTRO
JugendliteraturEl primer amor se pinta a veces con que te rompen el corazón cuando dicen: «Terminamos» o «Hasta aquí nomás» Se pinta que son de los que duelen cañón porque te ilusionas. Y si, debe ser. Pero no fue mi caso Mi caso empezó siendo platónico a mis tre...