CAPÍTULO DIECIOCHO:
—¿No comerás?— Hallie me mira con el ceño fruncido
—No—sonrío sin dar explicaciones.
—Bueno...—responde no muy satisfecha
—Perdón, perdón, por la demora. Me quedé charlando con el profesor de literatura—Milan sube las gradas hasta sentarse a mi lado.
Al ver que solo mantenía la mirada en el cielo, sin tener nada para comer, me tocó el brazo.
—¿Estás bien?
—Eso le pregunté y no me hizo caso. Desde hace días está así.— Hallie responde como si no estuviera escuchando
—Lary—me llama
—¿Mhm?—lo miro, mientras me subo la cremallera de mi casaca escolar.
Se me queda viendo y puedo notar cómo se pone algo confundido por mi actitud. Yo también. Últimamente ando muy confundida. Con todo y con nada.
—Estoy bien— repito— No me siento bien
—Milan—Hallie le habla— ¿Podemos hablar un rato?
«¿Tú también lo pensaste? Si, carajo»
Mi corazón se estremece al recordar que con ella fue igual. Pero me repito muchas veces que Hallie no es Tatiana.
—Sí— se levanta y baja primero
—Hallie...—hablo debilmente
Ella se detiene y me mira con los ojos abiertos.
—Oye, no—me dice de inmediato— Solo le diré algo y ya. Estaremos en frente tuyo.
Trago grueso y la sigo con la mirada cuando baja y se posa frente a él, respetando distancia.
La veo hablar algo preocupada, fue corto pero eso hizo que Milan me mirara de igual forma. Bien. Están hablando de mí.
Sentí una punzada de nervios en mí cuando Hallie se le acercó y susurró algo al oído.
—Veo que te preocupas por que no pase nuevamente— Lucía, «más conocida como Luciana o Lucia (sin tilde).» se sienta a mi lado, viendo lo mismo que yo
—Ella... Ella no lo haría—digo más para mí misma.
—Obvio que no. Es Hallie. Será una bandida con los de 2do pero jamás llegaría tan bajo.
—Sí—sonrío un poco más convencida— ¿Qué haces acá?
—Me aburrí allá. Tatiana... Se ha vuelto demasiado espesa— tuerce los labios—No la soporto. Habla nomás de ti.
—Me admira—ironizo, abrazando mis piernas contra mi pecho.
—Te envidia, querrás decir—se ríe—Iré a comprar... ¿No te molesta que esté acá, cierto?
—Para nada—digo sinceramente
Cuando Luciana se va, ellos vuelven. Milan me mira y le doy una sonrisa. Él se sienta cerca mío y pasa su brazo sobre mis hombros
—¿No quieres comer arroz chino?—alza y baja las cejas, divertido
—No, la verdad no, eso me hará....—me callo cuando me doy cuenta que diré algo que no debería.
—Killary—Hallie me reprende al saber lo que iba a decir
—No, no, es que...
—¡Dios! ¡No te tiene por qué afectar lo que te diga ella! ¡Eres perfecta!— Hallie me regaña triste
ESTÁS LEYENDO
UN ENCUENTRO
Novela JuvenilEl primer amor se pinta a veces con que te rompen el corazón cuando dicen: «Terminamos» o «Hasta aquí nomás» Se pinta que son de los que duelen cañón porque te ilusionas. Y si, debe ser. Pero no fue mi caso Mi caso empezó siendo platónico a mis tre...