UN ENCUENTRO

C A P I T U L O - V E I N T E

CAPÍTULO VEINTE:

—Me dijo su princesa—chillé cubriendo mi rostro mientras me dejaba caer en mi cama.

Hallie chilló junto a mí tirándome mis almohadas igual de emocionada

—¡Ay carajo!—aplaudió—¡Es posesivo!

—¡No!—me volví a sentar, apoyando mi peso en una mano— No se escuchó posesivo..Sino más....tierno o...Dulce... No sé...Yo...Ni siquiera pensé cómo se escuchó

—¡Pero Killary! ¡Te dijo princesa! ¡Te dijo "Mi princesa"! ¡O sea que mierda con el mundo! ¿¡No se dan cuenta que crean crisis en las chicas!? ¡Generan literal un corto circuito! ¡Es muy sensual escuchar algo así!

—¡Mierda, no!—dije frustrada— ¡No pienso en eso!

«Oh, vamos, que si...»

¡No!

—¡Te dijo su princesa!— siguió ella. Caminé a mi ventana que daba a la calle y observé cómo mi padre estaba sentado en una silla, tomando un refresco mientras veía las flores que sembró apenas el mes pasado ya creciendo.

—¡Killary!—la voz de mi madre me hizo soltar un bufido

—¿Ahora qué quiere?

—Ve, yo estaré en la laptop un rato.

—No abras nada, por favor, Hallie—advertí saliendo

Bajé las escaleras rápido y entro a la sala donde mi madre estaba barriendo. 

—Hija, limpia las estanterías de la sala, por favor

—¿Qué? ¡Pero...!—iba a empezar a quejarme pero ella se detuvo y me miró ceñuda

—Limpia. Rápido.

—¡Pero mamá! ¡Hallie está arriba!— refuté

—Ahora mismo ya hubieras limpiado tres estanterías si no estuvieras haciendo berrinche

—¡No es berrinche!—me quejé

—Killary solo limpia.

—¿Por qué no puedes..?—me callé cuando me di cuenta que literal ya era hija única y no podía pedir que alguien más lo haga— ¡Ah, Samira, revive!—dije cansada yendo por un plumero.

—¡Killary, respeta a tu hermana!

—¡Mamá, ni siquiera me escucha!—gruño frustrada— Y si lo hace, debe estar su espíritu en la cocina con su café, burlándose de mi desgracia de hacer las cosas yo sola—espeto saliendo de la lavandería con un plumero

—Silencio, niña—mi padre entra frunciendo el ceño

—¡Es que no quiero!—me sentí aún más estúpida cuando mis ojos se llenaron de lágrimas

¿En serio iba a llorar por no querer hacer las cosas?

Si.

Mierda, de verdad iba a llorar.

—Luego me lavas los trastes y ya te puedes ir tranquila

—¿¡Qué!? ¡Pero si los lavé hace dos horas!

—Hay más—papá me da una palmada en el hombro— Iré a comprar gaseosa, ¿quieres algo?

—Desaparecer—me limpié la lágrimas que se me salió

Mi padre no pudo evitar reír

—Cariño, ¿estás llorando por eso?—me mira sorprendido

—¡Sí!—me hice a un lado