Narra Pablo
Me despido de mis sobrinos que se abalanzan sobre mi, son lo que más quiero en esta vida, sus sonrisas son los que me alimentan el alma. Salgo de la casa de mi hermana dándole dos besos y un gran abrazo y vuelvo a mi casa a componer pero antes de nada tengo que visitar mi querida playa. Siempre por estas fechas no hay nadie, como mucho alguna persona corriendo y hoy no me extrañaría encontrarmelo con el buen tiempo que hace. Pero para mi sorpresa solo hay una chica cerca de la orilla, me doy cuenta de que está descalza y que tiene su cabeza posada dobre sus piernas. Me siento a su lado observando el mismo paisaje que ella, es precioso.
-¿Pablo?-me pregunta, al mirarla veo a la misma chica con la que me choqué ayer pero en vez de rubia esta vez es castaña, su pelo natural, al decir mi nombre, mis dudas sobre si conocía mi identidad han desaparecido, por un momento tenía la esperanza de que no me conociera, eso de ser famoso a veces es agotador.
-¿Tú eres la chica de ayer?-ella asiente-Te he visto tan sola que tal vez necesites compañía-ella vuelve a darme una tímida sonrisa.
-Valentina, me llamo Valentina-me encantaría saber más de ella pero en el fondo me da miedo preguntarle más por si piensa otra cosa-Ahora viene el típico cuestionario para conocer a una persona-se tumba en la arena y la miro embobado, unas mariposas recorren por mis mariposas, no se si llamarlo amor... O solo un tonteo.
-Tal vez-y me tumbo a su lado-¿Cuántos años tienes?
-Eso no se pregunta a una mujer-los dos reimos y Valentina da un pequeño suspiro-¿Cuántos me echas?
-Mmm...-pienso detenidamente mientra la observo de pies a cabeza-¿Cuarenta?-ella rie dándome un golpe-Veinte-digo seguro, ella se incorpora y se levanta dando unos pequeños paseos por la playa.
-¿Tan joven me ves?-rio por las poses que pone, la verdad es que si, es guapísima-Veintiocho años recién cumplidos-dice entristecida, al final se sienta de la misma manera que estaba antes.
-Pareces más joven, no te apenes por eso-ella niega.
-Mis penas no son esas, si la edad fuera un problema, la mitad de la humanidad se hubiera suicidado.
-¿Entonces? ¿Puedo ayudarte?-me atrevo a decir mientras acaricio su espalda.
-Son secretos-le sonrío, me lo suponía, no piensa decirme nada.
-No te preocupes, el mar saber guardar tus secretos-sentencio, los dos nos quedamos mirando el mar mirándonos el uno al otro timidamente.
~Nota de la autora~
Hola familiaaa. Quería subir el capítulo antes de dormir. ¿Qué os parece el tonteo de estos dos? Jajaja Bueno comentad que os parece y os dejo mi tw e insta por si quereis preguntarme algo. Os quiero.
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