yours does not depend on luck.

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26 DE MAYO 2019DOMINGO: RACE DAYMONTE-CARLO, MÓNACO

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26 DE MAYO 2019
DOMINGO: RACE DAY
MONTE-CARLO, MÓNACO

9:30 AM

Estiré mis manos, hasta las dos pelotitas de Tenis que mi entrenador tiraba hacía mi en un ejercicio de reflejo y acción, concentre mi mirada en el frente y se las volví a pasar varias veces más.

Después de terminar mi ejercicio no hice otra cosa que estar en mi vestuario, con mi mirada puesta sobre mi casco.

Pupy había hecho un gran trabajo diseñandolo, y entre los colores celeste, blanco, dorado y negro podías encontrar toda mi esencia.

10:00 AM

Salí de mi vestuario, subiendo el cierre de mi mono negro y blanco para acercarme a Michael, quién estaba reunido con Nelson y mi madre.

—Bien, Clara, es hora.—

Dice Piquet, mirando como llevan mi vehículo hasta la línea de salida en Pole.

A romper corazones, chiquita.— me dice mi madre, besando mi cabeza para caminar hasta su lugar y ponerse sus audífonos.

—Concentración plena, Fangio. Ésta carrera es tuya.— me dice Nelson nuevamente, poniendo una mano en mi hombro mientras yo solo miro a mi monoplaza brillando ante la luz del sol. Piquet se fue y siguio Michael.

—Cuando dijeron que había una Fangio de catorce años haciéndo historia ni yo me lo creí.— dijo el hombre, que ahora estaba a mi lado.

—Estaba en plena recuperación y me pasaba las fisioterapias mirando tus carreras, Clara. La forma tan elegante en la que manejas, creo que eres la única que muestra los millones de dolares que hay en ese carro, y en tí misma.— solté una leve risa, mirándo a Schumacher sonreír también, con su típica gorra negra puesta para cubrir la cicatriz que se extendía en gran parte de su cabeza.

—No te voy a desear suerte, por que sé de sobra que lo tuyo no depende de la suerte. Te voy a felicitar de ante mano, por que hagas lo que hagas allí merece una felicitación. Por que estoy seguro que tu abuelo estaría igual o mucho más orgulloso de tí en este momento.— Schumi dejó un casto abrazo en mis hombros y se separó levemente de mi cuerpo.

—Ahora, Fangio. A correr.— solté una sonrisa, viendo como Michael se iba hacía su lugar y mis pasos me dirigían hasta la luz.

Mi rostro se iluminó por completo en el momento en él que las tribunas estaban repletas de gente, con banderas de todas las escuderías y con números por todos lados.

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