Capítulo 26

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Las cosas con Mason siempre son complicadas. Un día estamos bien y al siguiente ni nos hablamos, ya ni siquiera sé qué clase de amigos somos, nuestra relación es complicada y algo cansada, pero confío en que podamos solucionar todos nuestros problemas y dejar atrás nuestras inseguridades. Por ahora, no me siento muy bien de ánimo con todo lo que me ha estado pasando, jamás pensé que estar enamorada me complicaría la vida.

He estado tumbada en mi cama con la mirada perdida en el techo durante toda la mañana. No tenía ganas de hacer nada, estaba dispuesta a quedarme en este estado el resto del día, pero sólo fue cuestión de tiempo para que fuera interrumpida por el timbre de la entrada.

Morris estaba acostado a mi lado, pero al escuchar el estruendoso ruido varías veces, levantó su cuello y se quedó mirando atentamente a mi puerta unos segundos para después mirarme a mí, esperando a que hiciera algo. No tenía otra opción, debía responder al llamado de la persona que se encontraba fuera con la mano pegada al timbre porque de otra forma me explotara la cabeza. Por lo tanto, con mucha pesadez, hago a un lado el edredón y salgo de la cama, asegurándome de ponerme mis pantuflas de conejito antes de dirigirme hacia la puerta principal.

- Te ves terrible- dijo Lucas al momento de abrir la puerta.

- No te pedí tu opinión- replico con un ademán.

- No has respondido a nuestras llamadas y quisimos saber si estabas bien- agregó Travis.

- Estoy perfecta- respondo cortante.

Mis amigos no se veían muy convencidos, lo que me hizo poner los ojos en blanco y quitarme del marco de la puerta. No pasó ni un minuto para que ambos me siguieran hasta el interior de la casa, pero yo no quería hablar con nadie, aunque estoy segura de que ellos me presionarán para que suelte la lengua.

- ¿Vienen por algo en especial o sólo querían molestarme?- doy media vuelta y los miro a ambos.

- ¿Cómo que si venimos por algo en especial? ¿Acaso no te has dado cuenta de que día es hoy?- preguntó Lucas.

Aprieto los labios, cruzo mis brazos y me encojo de hombros.

- Jo, es siete de diciembre- dijo Travis incrédulo ante mi falta de interés.

Yo seguí completamente indiferente, el día no me importaba, mucho menos con el estado de ánimo que me cargo.

- Un día antes de tu cumpleaños- me recordaron ambos al unísono.

Cada año es lo mismo, ese día tan terrible tiene que llegar aunque yo desee profundamente que no lo haga. Mi cumpleaños es una fecha que no tiene ninguna importancia para mí, pero siempre he de fingir lo mucho que me emociona celebrarlo con las personas que me rodean, es simplemente una tortura. Lo peor es que nadie sabe sobre este pequeño secreto que llevo guardado desde hace muchos años, no podría decirlo aunque quisiera, es una explicación que no me complace anunciarle a nadie.

Es tan cansado tener que aparentar felicidad ante algo que te lastima, estar todo el tiempo con una sonrisa en la boca cuando en realidad lo único que quieres es llorar, soportar la compañía de muchas personas siendo que anhelas estar sola. Es difícil llevar una máscara todo el tiempo para ocultar el daño que llevas dentro, pero es preferible a tener que dar cuentas sobre tu vida a personas que jamás te van a entender.

- ¡Mañana es tu cumpleaños!- exclamaron para hacerme reaccionar.

- ¡Lo sé! Los escuché la primera vez- digo en el mismo tono.

- Pues entonces déjanos darte un abrazo desde ahora- Lucas se acercó a mí con los brazos abiertos.

No puedo resistirme ante el cariño de mis amigos, ellos, Morris y mi madre son los únicos que logran ponerme de buen humor.

Un día para recordar (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora