Alguna vez han visto a una persona y se han preguntado: ¿Cómo es que puede ser tan atractivo?
¿No? Bueno, yo sí y esa pregunta ha estado girando en mi cabeza desde que tengo seis años y la familia Levine se mudó justo al lado de mi casa. Aún puedo recordar aquel día soleado cuando me encontraba paseando en mi triciclo rosa en el jardín frontal de mi casa mientras que mi madre cortaba unas flores de nuestro rosal. Una enorme camioneta gris se había estacionado en la siguiente casa de la nuestra, una un poco más grande y con garaje. Recuerdo haber visto a una mujer alta, rubia, y esbelta salir del auto con un bebé en brazos, seguido de un hombre dos cabezas más alto que ella, de cabello un poco largo y sonrisa amable.
En ese entonces me sentí un poco intimidada por la elegancia que transmitían, pero sólo fue cuestión de esperar unos segundos más para que mis ojos lo vieran a él. Sé qué lo que estoy diciendo suena como una completa tontería, pero cada vez que pienso en ese día mi corazón vuelve a tener ese mismo vuelco que tuve cuando apenas tenía seis años, y aunque era muy pequeña para entender el porqué estaba experimentando emociones nuevas, no sentí que fuera nada malo. Si hay algo de lo que estoy muy segura en mi vida es que nunca podré olvidar el día en el que conocí a Mason Levine. Su llegada puso de cabeza mi mundo entero y así sigue después de doce años. La única diferencia es que esta vez dejaría de ser invisible para él.
ESTÁS LEYENDO
Un día para recordar (1)
Novela JuvenilLos amores platónicos van y vienen, a veces te gusta una persona y al día siguiente otra, pero eso no importa porque tienes la certeza de que nunca lo vas a conocer, al menos no realmente. Claro que ese no es mi caso. Mis sueños, mis suspiros y mis...