Capítulo 16

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Al día siguiente, no tenía ánimos de hacer absolutamente nada, tenía muchas cosas en la cabeza que me mantenían ocupada, como por ejemplo; todo lo qué pasó con Mason. Seguía sin poder creerme que todo lo ocurrido anoche fue real, ya que me sentía flotando entre las nubes, viviendo algo que pensaba era imposible, pero aunque yo tratase de convencerme a mí misma de que todo fue una vil iluminación que mi mente proyectó para hacerme sentir mejor conmigo misma, eso no cambiaría la realidad. Mi realidad.

Como dije, no tenía ganas de hacer nada, sólo quería repasar una y otra vez sus palabras y lo bien que se sintió tenerlo tan cerca. Justo ahora me encuentro recostada boca arriba en mi cama, debatiéndome entre lo que quería hacer y lo que debía hacer. Había recibido una llamada de la señora Levine hace tan sólo cinco minutos, diciéndome que requería de mis servicios como niñera, a lo que yo no pude negarme. Después de todo, sigue siendo mi trabajo, sin importar que ya he reunido el dinero para pagarle a la mamá de Lucas lo de mi boleto del concierto. Siendo sincera, es que he estado disfrutando mucho cuidar de esos chicos y eso no tiene nada que ver con Mason, la verdad es que esos niños se han ganado mi cariño con todo el tiempo que pasamos juntos. De hecho, he aprendido muchas cosas de ellos, por ejemplo; sé que Mckenna es una niña muy lista, la mejor de su clase diría yo, pero también sé que es un espíritu libre, una chica que ama descubrir cosas y divertirse en el proceso. Le encanta ir a pijamadas con sus amigas, jugar varios deportes e imaginar que puede llegar a ser la presidenta de nuestro país. Sin duda creo que llegará muy lejos, aunque debe dejar de un lado su constante miedo a fallar y decepcionar a todos. Supongo que en eso se parece a su hermano mayor.

Por otro lado, Michael es más reservado. A él le gusta ser callado y vivir en su imaginación. Su pasatiempo favorito es armar legos y sueña con el día en el que se convierta en el primer científico en crear un ADN para traer los dinosaurios de vuelta a la vida, lo cual trataremos de evitar, puesto que existen muchas películas que demuestran una y otra vez lo que puede ocurrir si eso llegará a suceder y todas terminan en un gran caos, así que Michael deberá encontrar otro futuro que no requiera del exterminio humano. Admito que me sorprende lo valiente que es para ser el más pequeño de la familia. No le da miedo nada y si hay algún problema, él trata de encontrar una solución aunque no sea de su incumbencia. Los niños son tan transparentes, no les da miedo ocultar sus emociones ni decir lo que piensan, ellos no son como nosotros, adolescentes temerarios y cobardes, que sólo viven de las críticas sociales o de los errores de los demás para exponerlos ante un grupo de personas que son iguales de imperfectos que ellos.

Los niños tienen inocencia, viven para ellos mismos y ante sus ojos no existe la maldad en el mundo. Son fáciles de manejar porque no tienen prejuicios, no temen a ser señalados y para ellos todo es una experiencia nueva. A veces envidio a los que son más jóvenes que yo porque me hacen desear volver a esa época y no haber desperdiciado mi niñez tratando de convertirme en una adulta por mi madre, aunque no había forma de evitar eso, yo era su único soporte y ella me necesitaba más que nunca.

Sinceramente, no me iba a poner a reflexionar en el pasado. Ahora que soy prácticamente un adulto, pienso en todo por lo que tuvimos que pasar mi madre y yo después del abandono de mi padre y me doy cuenta de muchas cosas que estuvieron mal, recuerdos a los que hoy en día tienen sentido y me hacen daño. Entiendo que nadie pueda tener una vida perfecta, pero hay algunos que tienen el camino un poco más difícil que otros, y también hay quienes sufren más de lo que es debido.

Creo que mi mente volvió a jugar conmigo, haciéndome pasar de un recuerdo agradable a algo que quiero dejar enterrado. Eso me bajó mucho el ánimo, así de decidí levantarme de la cama, cambiarme la pijama por cualquier cosa sencilla y salir directamente a casa de Mason. No tardaron nada en abrirme la puerta, de hecho, fueron los niños quienes me recibieron con una gran sonrisa en sus rostros y un fuerte abrazo. Me encantaba que ellos ya me quisieran, aunque me siento mal por estar engañándolos con el noviazgo falso entre su hermano y yo.

Un día para recordar (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora