Capítulo 10

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El trayecto a la casa de Cameron fue un poco largo gracias al tráfico nocturno. Nunca me hubiera imaginado la cantidad de personas que salen a altas horas de la noche de su casa para ir a un club o una fiesta. Honestamente, nunca me ha llamado la atención esa forma de diversión, la cual es muy común es adolescentes como yo. Muchas veces he pensado que se debe a mi severa actitud antisocial, pero la verdad es que todos somos diferentes. No hay porque clasificarnos como antisocial o social, simplemente somos personas con gustos y actitudes diferentes. Yo por ejemplo, disfruto de estar en mi casa, viendo películas o series en mis ratos libres, pasar el tiempo con mis amigos en un centro comercial o cocinando algo que podamos disfrutar los tres y sobre todo, amo ir al parque con mi perro y tener un buen libro en mano para disfrutar del resto de la tarde sentada en el césped mientras veo cómo el atardecer va apareciendo. En cambio, habrá otras personas que dirán lo mucho que disfrutan salir de fiesta, beber alcohol sin límite, bailar hasta el amanecer y muchas otras cosas que no sé si debería mencionar.

Todos somos diferentes, así debe ser, de lo contrario, viviríamos en un mundo tan aburrido, cuadrado y gris, donde todos pensáramos, opináramos e hiciéramos lo mismo. Claro que el destino te pone ciertas excepciones. Habrá momentos en los que te encuentres con personas iguales a ti, personas a quienes podrás llamar alma gemela, mejor amigo, hermano o hermana, incluso gemelo, de tan parecidos que son en todos los aspectos. Eso es lo que me pasa a mí con Travis, él y yo somos como dos gotas de agua en cuestión de carácter y gustos, somos tan parecidos qué hay días en los que volvemos loco al pobre de Lucas, pero no es algo que podamos evitar, nosotros somos así y no creo que algún día cambiemos. Por otro lado, Lucas era completamente diferente a nosotros. Él es más extrovertido, abierto a toda clase de aventuras y muy amigable con todos. Pudiera decirse que él pertenece más a la clase de chicos populares que al grupo de los invisibles. Sinceramente no sé como es que terminó siendo amigo nuestro. Recuerdo que hubo un tiempo donde era recatado, serio y muy reservado, pero también recuerdo el día en el que decidió anunciarle al mundo con gran orgullo que era gay y desde ese momento fue cambiando su actitud poco a poco.

Me sentí muy feliz por él, finalmente había aceptado quien era en verdad sin sentirse avergonzado o temeroso por lo que diría la gente, fue más su amor propio que la importancia que le dio a la opinión de los demás, lo cual me hizo sentir muy orgullosa. Como dije: nadie debería aparentar lo que no es sólo por pertenecer a una sociedad que no es perfecta. Aunque creo que esta noche veré a muchos enmascarados en esta fiesta.

-       Esto es una locura- escucho la voz de Lucas desde el asiento trasero.

Mi mente dejó de viajar en mis pensamientos para prestarle atención a la acera de la calle llena de autos estacionados delante de una enorme casa.

Incluso con las ventanas cerradas se podía escuchar el eco de la música a todo volumen que provenía del lugar.

-       Creo que toda la escuela está aquí- volvió a comentar Lucas.

-       ¿Están seguros de querer entrar?-

-       Ya estamos aquí, dejemos de darle tantas vueltas- respondo.

Travis soltó un ligero gruñido, pero al final siguió conduciendo hasta encontrar un lugar para estacionarse. Por suerte, había uno a una cuadra adelante de la casa, así que no tardamos nada en dejar el auto ahí y dirigirnos hacia la puerta principal.

No hubo necesidad de hacer sonar el timbre o tocar la puerta, ya que esta se encontraba abierta, permitiendo una vista panorámica de toda la gente que se encontraba dentro. Era una locura, jamás había visto tantas personas riendo, hablando, bailando y tomando en un mismo lugar. Era como estar en un centro de convenciones o en uno de esos conciertos que duran tres días seguidos, sin mencionar el hecho que todos precian sacados de la misma revista de moda. Las chicas llevaban toneladas de maquillaje y usaban shorts miniaturas o vestidos más arriba de los muslos, mientras que los chicos llevaban jeans y camisas desabotonadas. Todos parecían extremadamente felices, sumergidos en su propio mundo y haciendo lo mismo que seguramente la mayoría de las noches que salen de fiesta. En cambio, para mí es como entrar a un universo completamente nuevo, me siento como un bicho raro sin lugar en donde esconderme. No sabía como comportarme en estos eventos, ¿Que se supone debo hacer? ¿Beber? ¿Bailar? A mí no me gusta hacer nada de eso.

Un día para recordar (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora