Se proclaman nuevas leyes, para aceptar a los híbridos en la sociedad, después de todo, estamos en el mismo mundo. Pero aún permanecen áreas prohibidas donde se permite la caza y esclavización de los híbridos, y se niegan rotundamente a quitarlas, ¿...
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- ¿Po' qué papi está llorando? - Preguntó HwanJeong con una carita seria, mirando fijamente la espalda del híbrido sobresaltarse de vez en cuando sobre la cama.
- Sólo está triste.... - JongWoo estaba sentado en el piso, tratando de distraer a los niños.
- ¿Po' qué está tiste? - Preguntó Yuri, gateando hacia adelante para acercarse a la cama.
- Porque el mundo es un poco cruel.... - Murmuró más bajito.
- ¿Es porque vamos a morir? - Preguntó Haneul.
Los ojos de JongWoo se fijaron atentos a él, sus hermanitos se giraron a mirarlo y MoonJo se sentó de golpe, mirándolo con la cara roja y las mejillas húmedas.
- ¿Qué dijiste? - Preguntó MoonJo con la voz temblorosa.
- Min nos dijo que en las gueras mucha gente muere, dijo que nosotos los hibidos íbamos a morir, en especial los niños.
- No es verdad.... Yo no dejaré que ninguno muera.... - MoonJo se bajó de la cama, yendo rápidamente a rodear a sus bebés en un abrazo.
- Min dijo que los únicos que podían vivir eran papá JongWoo y el tío SeokYoon, porque ellos no son como nosotos. - Continuó Haneul.
MoonJo miró a su novio, quien también lo miró a él, el corazón de JongWoo simplemente se encogió, dolió y se retorció.
- Yo morí y reviví por ustedes.... - Murmuró JongWoo - Créeme cuando te digo que todos vamos a vivir.
Haneul abrazó la mano de MoonJo jugando con sus largos y blancos dedos. Aún sin saber que el tema recién hablado era tan serio para sus padres, aún sin saber lo que es realmente el peso de la muerte.
La noche cayó.
Un fría noche, donde el aullar de los lobos se oyó fuera ante la luna llena, una luna enorme y majestuosa.
Una luna roja.
Una luna de sangre.
En otras creencias, la luna de sangre era presagio del fin, el fin del mundo, la venida de un supuesto salvador.
¿Dónde está ese salvador ahora?
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El cielo aún estaba oscuro, y ninguno había podido cerrar los párpados, solo los niños, los cuatro. JungHwa no se atrevió a salir, no con este tiempo.
La gente no se atrevió a defenderlos y en el mar se habían arrimado las olas en busca de la preciada isla de Híbridos.
Una joya para los cazadores.
Las voces que se alzaban a lo lejos, los humanos quienes se negaban a esto, quienes pedían paz, no fueron oídos.
El bosque se llenaba de luces, de linternas, de disparos.
