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Blue

Era un estúpido un verdadero estúpido que sabía jugar perfectamente bien sus malditas cartas, no debe sorprenderme por completo que sea un idiota controlador que hace que todos hagan las cosas como él quiere porque me lo demuestra aún y me la volvió hacer. Cuando dijo que deseaba hablar conmigo pensé que lo haríamos en mi oficina como me lo dijo ¡Pero no! Mando a un hombre a mi oficina diciendo que me esperaba en el hotel en el que se estaba hospedando para poder hablar conmigo y claramente no me podía negar del todo hablar con él ya que "hablaríamos de negocios" pues Miguel estaba a un lado de mi cuando llegó, supuestamente no podíamos perder un negocio así y más con alguien como era "Nathaniel" estúpido nombre escogió, así que le dije a mi prometido que no se preocupara que yo lo tenía todo perfectamente controlado y todo saldría bien para que no me acompañará, lo bueno es que él tenía un negocio importante que cerrar en Manhatthan así que no habría riegos de que el sospechara.

Durante el camino al hotel no dejaba de pensar en él, en Blake y en como él había cambiado mi vida desde el momento en que lo conocí, cada palabra, cada acción y cada beso que me daba seguía ahí vivo dentro de mí y cuando lo vivo enfrente de mi algo dentro de mí cuerpo creció, algo volvió a renacer en mi como si una esperanza que creía perdida volviera a tomar vida y a recordarme que la vida te da sorpresas y sobre todo los muertos vuelven a la vida. Cuántas veces no llore sobre su tumba, una tumba que estaba vacía ya que el funeral el feretro nunca se abrió, no me permitieron abrirlo a pesar de que estaba su madre cerca nadie se atrevió abrir la caja y yo solo quería verlo una última vez, pero él estaba vivo ¡Completamente vivo! Me sentía tan tonta ahora que lo pensaba, llorar por un muerto que estaba vivo y estuvo malditamente oculto.

Al llegar al hotel subí al acensor marcando al piso de PetHouse, idiota no era siempre obtenía buenas cosas y buenos lugares.

Las puertas se abrieron dejándome ver una estancia de lo más lujosa, una gran sala de sillones de cuero color caqui, alfombras del mismo color haciendo contrate con la habitación que era blanca con grandes ventanales dando una gran vista de Nueva York, se podría ver todo el central Park. Un comedor de vidrio de al menos diez personas y ahí en el había dos copas servidas con champaña, imbecil cree que con eso va lograr convencerme esta idiota. Me abrace a mi misma caminando al gran ventanal mirando como las personas caminando parecían hormigas y los autos que unos estaban esperando el siga y otros avanzando.

-La vista es hermosa, pero más hermosa la vista que yo tengo de ti-.

El solo oír su voz tenía un efecto en mi, aún lo tenía y odiaba sentirlo, odiaba recordar aquellos tiempos de colegios en el que me perseguía haciendo que mis piernas temblaran con tan solo si presencia. Me gire y ahí estaba él luciendo un traje negro con una camisa blanca con los dos primeros botones desabotonados dejando ver algo de su fuerte y belludo pecho.

-¿Porque aquí? Dijiste mi oficina no un hotel Blake-.

Él camino a la mesa de comedor tomando las dos copas ofreciéndome una y el bebió primero, trate de tomar la copa sin rozar sus manos pero fue un rotundo fracaso ya mis dedos y los suyos se rozaron logrando un escalofrío en mi cuerpo.

-Lo que tenemos que hablar es personal no negocios, Azulita-.

Ese maldito apodo ¡Ese maldito apodo!

Deje la copa en la mesa y me cruce de brazos.

-¡Solo dime de una vez como carajos estas vivo!-. Comenzaba a molestarme.

Blake dejó su copa en la mesa y se acerco a mi tomando mi rostro, mierda no puedo tenemos tan cerca y menos tocando mi cuerpo porque me daba miedo no del malo sino porque puedo volver a caer, soy débil ante él y todo lo que venga de él. Me hizo mirarlo a los ojos y de un solo golpe pego sus labios a los míos fundiendonos en un beso lleno de pasión, deseoso y sobre todo necesitado ¡Era débil! No puede soportar estar lejos de él, en toda la noche no deje de pensar en como sería el día en que lo viera y habláramos en lo difícil que sería contener mis ganas de darle un bofetada y besar sus labios. ¿Y porque no hacerlo? Me separe de él como pude para así darle una buena bofetada en la cara que lo desconcerto un poco y volví a besarlo abrazándolo por el cuello para profundizar más nuestro beso.

Fugitivo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora