capitulo quince

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Habían estado una hora abrazados sin decir alguna palabra, aunque no la veían necesario, ya que como estaban era más que suficiente, pero Ethan sabía que ya era momento de irse a trabajar a la cafetería, así que con cuidado se separó del abrazo y miró a Fred.

—ya debo irme, y tú debes volver a casa—

—no sé si quiero ir…—

—Fred…—tomó sus manos— sé que es muy difícil todo esto, pero pienso que lo mejor sería hablar con tus padres y ellos te puedan contestar todas las preguntas que tienes—

—¿crees que deba hacerlo?—

—no es que lo crea, es que debes hacerlo, y así podrás empezar de nuevo—

Fred se quedó callado unos momentos, ya que en parte Ethan tenía razón y era momento de afrontar todo de una buena vez por todas, dejar de actuar como un cobarde y tener el valor de al fin saber la verdad.

—tienes razón… esto ya no es algo que pueda postergar por más tiempo—

—si, además sabes que siempre contaras con mi apoyo—

—lo se—

Ambos tomaron cada uno su mochila y empezaron a caminar de vuelta al pueblo, en donde después cada uno se iría a su respectivo destino.

Mientras caminaban iban en un agradable silencio, y lo único que se podía escuchar eran los diversos pájaros que volaban entre las copas de los árboles, o también a la lejanía se oía como los autos, camionetas o camiones iban pasando por la carretera y quien sabe a donde se dirigían.

Siguieron caminando cuando Ethan sintió como Fred lo tomaba de la mano, lo cual provocó que el pelinegro se sonrojara levemente, ya que nunca pensó que Fred haría algo así, aunque ninguna persona es predecible y siempre pueden sorprendernos con algo inesperado.

—espero no te moleste que camine tomando tu mano así de la nada, pero si te soy sincero… me siento nervioso por lo que vaya a pasar, y bueno, estar a tu lado me trae paz—

—ya veo… Bueno, me alegra poder apoyarte.— mientras caminaban entrelazó sus dedos.

—sé que siempre lo harás, y viceversa— dijo Fred sonriendo— además tus manos son suaves, y a pesar de ser algo grandes se puede sentir que tus dedos son delicados—

—que cosas dices…—

—tu mano es muy suave, se podría decir que nunca practicaste algún deporte o hiciste algo extremo por así decirlo—

—por un tiempo practique boxeo, pero no me gusto así que lo deje—

—se nota, creo que tus manos están hechas más que nada para tocar piano o la actuación— Fred sonrió levemente.

—cállate…— dijo Ethan algo avergonzado.

Fred rió levemente y siguieron caminando de la mano sin importar si se les quedaban mirando.

—¿así que decidiste actuar en la obra?— preguntó Fred mirándolo.

—sí, antes de que pasara eso con Seth fui con la consejera pc a decirle, y créeme que estaba más emocionada que yo—

—no la culpo, estoy seguro que serás el mejor—

—no exageres…—

—no lo hago, solo soy sincero—

—pues vete con tu sinceridad a la verga—

—ya me callo, me callo—

Siguieron caminando hasta llegar a la casa de Fred, el cual no pudo evitar sentir cierta punzada en el pecho, ya que no estaba seguro de su decisión, y podría hacer como que nunca tuvo esas dudas y seguir con su vida normal, pero sintió como Ethan apretaba levemente su mano, dándole ánimos para que pudiera al fin saber la verdad.

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