Capítulo 9

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Cuando me despierto con un dolor de cabeza mi habitación está totalmente oscura y Hunter se encuentra a mi lado con sus brazos aun sosteniéndome ¡Joder! Me he quedado dormida a su lado. Me acerco aún mas y siento su respiración calmada, duerme como todo un bebé.

Cuando voy a deslizar mis dedos a sus labios, abre los ojos y no interviene mi mano.

–Sara –exhala y pega rápidamente su boca contra la mía a introducir su cálida y deliciosa lengua, mi sentido común me ha abandonado; la agradable sensación se ha apoderado de mí. Tira de mis caderas para acercarme. Sin saber muy bien que hacer con las manos, las pego contra su abdomen y dejo que asciendan por su torso. Le arde la piel y su pecho sube y baja violentamente a causa de su agitada respiración.

Aparta la boca de la mía y yo expreso un quejido ante la falta de contacto, pero antes de que dé tiempo a protestar, empieza a besarme el cuello. Sus dientes se aferran a mi clavícula y gimo. La intensa sensación recorre todo mi cuerpo, cuando comienza a lamerme suavemente, se detiene.

–¿Quieres que me detenga? –me pregunta.

–No –niego.

–Bien. Porque estamos dentro ahora, así que, si deseas detenerme, sería el momento para decírmelo.

Dejo escapar un suspiro.

—No te detengas Hunter.

Él jaló un tirante de su camisa por su hombro, Ella se estremeció.

–¿Tienes frío? –murmuró él contra su garganta.

–No –Sólo sigue haciendo eso.

–¿Esto? –me pregunta, chasqueando en el lóbulo de mi oreja con la lengua.

–Estoy bastante segura que me gustará todo lo que hagas con tu boca –Él soltó una carcajada.

–Espero eso, porque mi boca estará en todo tu cuerpo esta noche –susurró en su lengua.

Mi respiración se agitó nuevamente.

–¿Sara, cuánto tiempo ha pasado para ti?

Tomo su labio inferior entre mis dientes, obviamente, decidiendo si quería decírselo.

–Alrededor de un año y medio. –él arqueó sus cejas.

–Es mucho tiempo.

–He estado muy ocupada –pone su palma en mi vulva.

—Nunca deberías estar demasiado ocupada para tener sexo.

—No dije que no hubiera tenido un orgasmo.

Él frotó su pulgar sobre su clítoris.

—Dártelos a ti misma no es lo mismo que tener a alguien que lo haga por ti.

—Como si no lo supiera. —aseguro.

—Yo me ocuparé de ti esta noche, Sara. Te daré todos los que puedas soportar.

Oh, Dios. Hunter la mataría, y estaría muerta antes que se pudiera correr.

La forma en que él le hablaba con esa voz baja, sexy, haciendo promesas de darle orgasmos... Podría morir en ese punto. O simplemente llegar al clímax solo con su voz.

Ella hizo a un lado todas sus reservas, a esa molesta voz en su cabeza que le decía que debería parar todo esto. Probablemente, sufriría de una grave crisis de culpa; mañana.

Esta noche, lo tendría, aunque ahora mismo él estaba teniéndola a ella, dibujando círculos sobre su sexo con sus dedos. Y todavía no le había quitado siquiera sus bragas. Su cuerpo palpitaba y ella levantó sus caderas, arqueándose hacia el centro de ese placer.

Mi  Vecino Me Enloquece ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora