Capítulo 17

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Es sábado y estoy en mi casa con mi chico viendo una película, Sam ya está dormido, jugó con nosotros con una pista de autos que le regaló Hunter, creo que quiere pasarle su gusto por los coches. Estoy un poco pensativa por la información que descubrí de Henry, no le he comentado a nadie para no abrumarlos, me gusta resolver mis problemas sin afectar a nadie.

 —Qué sucede, preciosa —interroga mi chico acariciando mi oreja. 

—Nada —respondo raspando mi uña y quitando el esmalte azulado. 

—No mientas,  puedes confiar en mí, además sé que cuando desconchas tu pintura de uña algo te afecta. 

—En la visita con el padre de Henry, me dijo que había incluido a Sam en su herencia, y está seguro que por ese motivo su hijo quiere acercarse a mi pequeño —Hunter aprieta la mandíbula.

—Lo quiero golpear —expresa furioso. 

—No eres el único. Le prometí que tendría contacto con su nieto—lo calmo tocando su mano.

 —Preciosa, no quiero meterme en tus asuntos, pero juro que si lo veo, lo voy a golpear hasta que me canse. 

Está sentado a mi lado, en mi sofá. Puedo notar que se puso muy tenso. 

—Precioso —le acaricio su mejilla —solucionaré ésto. 

Sé que Hunter está molesto, éstos días que ha compartido con mi pequeño se ha encariñado. Tengo que amenazarlo, porque a cada momento quiere traerle un regalo a Sam y cumplirle cualquier capricho.

 —Mi campeón no merece eso. 

—¿Tu campeón? —contesto con una sonrisa. 

—Perdón, nuestro campeón —expresa arrastrándome en su regazo. 

—¿Ya más calmado? 

—Si preciosa. Esto me hace recordar que he tenido la suerte de tener a mi padre que, aunque siempre estaba ocupado, estuvo allí para escucharme; sin embargo, mi abuelo materno fue quien me enseñó a manejar bicicleta, jugar al beisbol, todo lo que se le pueda enseñar a un chico. Y pensar que Henry prefiere el dinero que estar con su hijo,  me provoca estrangularlo. Daría todo lo que mi abuelo me dejó por tenerlo un día nuevamente —dijo con unas lágrimas corriendo por sus mejillas —. Me gustaría decirte que no te preocuparas, que yo me encargaría de ser el padre que Henry no quiere ser para el campeón. Pero no quiero asustarte, te conozco, sé que no me creerías y es aún muy pronto para ponerte en esa situación.

 Miré en sus ojos grises para ver si había alguna mentira en sus palabras, y todo lo que vi fue sinceridad y un poco de dolor.

 —Gracias, precioso —le contesté secando sus lágrimas ya derramadas—, me conoces bien, no puedo aceptar porque estamos hablando de mi hijo y arriesgarlo a cualquier decisión apresurada sería irresponsable de mi parte. Tampoco me gustaría ponerte en ese compromiso tan grande —expreso con toda sinceridad. 

—Lo sé, pero quiero que sepas que estaría dispuesto, no lo olvides —respondió abrazándome.

 Una parte de mí estaba contenta por saber que apreciaba a mi hijo, pero era cierto, que no quería apresurar cualquier decisión de mi parte sólo por tener una figura paterna para Sam. 

—¿Qué vas a hacer mañana? —susurro en su oído —¿Te quedarías a dormir?

 —Sí, sería un honor, aunque doy patadas mientras duermo—bromea.

—Sólo dormir —expreso meciendo mis caderas en su regazo. 

—Ten compasión de mí, mujer, si quieres que me comporte como un caballero.

Mi  Vecino Me Enloquece ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora