Capítulo 3

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Llegamos y pasamos rápidamente a mi casa. Ya que la lluvia nos alcanzó. Holly estaba en el sofá con su celular en mano, cuando se percata de mi presencia se alegra.

— Sara por qué tan mojada. — Sabía que ya venía uno de sus chistes, pero luego dirigió su mirada detrás de mí. Y sus ojos se iluminaron. Doy la vuelta y señalo a Hunter.

— Holly él es Hunter, como ya sabes ella es Holly. —Le digo a Hunter

— Mucho gusto dice Holly con una risilla que me molesta un poco, sabía que Hunter causaba ese efecto en las chicas, aunque no me agradaba, me controlé por Holly, sabía que amaba mucho a su novio Lucas.

— El gusto es mío —contesta Hunter educadamente.

Se ve tan precioso, le corre una gota de agua desde el cabello hasta el cuello. Estoy embobada me imagino cientos de cosas con él.

— Sara, —me saca de mi trance Holly. —Sam tiene como una hora que se durmió.

— Gracias Holly por tener paciencia.

— Sabes que Sam es el niño más adorable que hay Sara —Toma su cartera y se despide, algo apurada porque Lucas la espera.

Dirijo la mirada a Hunter y noto que su cabello sigue mojado, que mal educada ni una toalla le ofrezco.

— Espera aquí Hunter déjame buscar una toalla.

Pego una carrera por las escaleras.

Entro a mi habitación y me quito la ropa a toda prisa, me cambio con lo primero que encuentro en mi armario, que son unos pantalones de yoga y una camisa algo holgada. Me miro en el espejo y parezco un mapache con el rímel corrido lo limpio rápidamente y recojo mi cabello en un moño alto. Me gustaría ducharme, pero no puedo, ya que mi vecino me espera. Compruebo la hora, han pasado tan solo 5 minutos nada más y me dirijo velozmente a la sala.

— Disculpa la demora — y le entrego la toalla, mientras él seca su cabello le echa el ojo a mi ropa.

— ¿Te gustaría tomar un café para recuperar temperatura? —pregunto. Aunque no me gusta la idea de tenerlo en mi casa, siento que no debo ser tan malagradecida.

— Buena idea —responde con una sonrisa provocativa.

— Vamos a la cocina —digo mientras avanzo y él me sigue lentamente aún con la toalla en mano.

Mi cocina no es muy grande, tiene una pequeña barra unas sillas de madera, estufa pequeña, y una enorme nevera.

— Toma asiento —le sugiero.

Preparo la cafetera y me siento frente a él.

— Gracias por el aventón todavía estaría esperando por la ayuda.

—No hay de que, de igual forma tenía que venir a la zona.

Queda mi casa recuerdas— Con esa sonrisa que me pone nerviosa y me hace imaginarme tantas cosas.

—Si verdad, tu casa queda lejos —expreso siguiendo su juego —¿En qué trabajas? —pregunto, para cambiar el tema.

—Estoy en la universidad, y en mi tiempo libre haciendo algunas cosas y tú a que te dedicas.

— Odontóloga. Tengo mi propio consultorio —le contesto. Me quedo mirando su cabello húmedo, su rostro suave que me provocaba tocarlo y acariciarlo. Tanto tiempo de no tocar la piel de un hombre sí que pasa factura.

Eh eh. ¿Qué te pasa? —me saca de mis pensamientos mi vecino.

—Nada nada — contesto saliendo de mi mente fantasiosa.

—Te has quedado pensativa. Se podría saber, ¿En qué piensas?

—Estaba pensando en Sam —miento, él se levanta algo incómodo.

—No quiero incomodar podría llegar tu esposo y no quiero meterte en un lío.

¡Joder! De nuevo esa pregunta, es como si quisiera saber si estoy casada, sí que es insistente.

—No tengo una relación —le confieso casi gritando.

—Algo raro en alguien tan hermosa como tú.

Sonríe y me recorre todo el cuerpo con una mirada lujuriosa.

Se me encienden las mejillas. ¡¡Él me llamo HERMOSA!!

—¿Tienes novia? —pregunto. Dios había salido eso de mi boca traicionera, sí que estoy algo oxidada en esto de chicos

— No. Tengo un año desde mi última relación, todavía no a llegada la chica indicada. Dice con una mirada algo dolida, su cara cambia a enojado en una fracción de segundo.

Tenía mucho calor en mi cuerpo, cada vez que lo miraba se me subía a la cabeza un vapor inevitable, no se supone que deba de tener frío porque acabo de mojarme.

Me levanto y sirvo nuestra taza de café. Siento su mirada taladrándome la espalda.

Le entrego su taza y nos quedamos mirando por un rato hasta que él rompe el silencio

—¿Te llevo a tu trabajo mañana?, porque no tienes automóvil.
—Ofrece de manera preocupada. Puedo mirar en sus lindos ojos grises un cambio.

— No gracias agarraré un taxi.

— Para qué estamos los vecinos —expresa.

Ya ha dejado de llover tengo que descansar Hunter. Gracias por la ayuda y lo llevo a la puerta.

— No fue nada Sara, espero que descanses. —dice mientras cierro mi puerta.

Mi  Vecino Me Enloquece ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora