Es un restaurante italiano pequeño y pintoresco. El suelo está cubierto de azulejos multicolores. Nos sentamos casi al fondo del establecimiento, está algo abarrotado. A nuestra derecha se encuentra una joven pareja y a nuestra izquierda, dos hombres mayores con unas cervezas. Deduzco que están borrachos, ya que ríen en un tono mayor al normal.
Una camarera muy joven se acerca a nuestra mesa, es hermosa, largas piernas, delgada y cabello rubio. Tiene una falda un poco corta, nos da la carta del menú y puedo ver como le roza la mano a Hunter. Me provoca estrangularla ¡Que chica tan atrevida! Pero no la puedo culpar, Hunter provoca esa reacción en cualquier mujer.
—¿Qué te apetece, hermosa? —me dice Hunter mientras le devuelve la carta a la camarera.
La chica se me queda mirando, sorprendida. Río para mis adentros.«Chiquilla ya lo has escuchado, hermosa, es mío así que quita esa cara de pocos amigos.»
Le dirijo la mirada a la camarera. — Quiero un Gnocchi y de postre un helado napolitano. —La chica se dispone a anotar.
Hunter pide un Pasticcio y de postre, un tiramisú acompañado de vino tinto.
—Sara, agradezco que hayas aceptado tener una cita.
—Si te soy honesta tampoco sé porque acepté —confieso.
Realmente una parte de mí está sorprendida de haber aceptado, es un chico que apenas conozco. Es universitario, debería estar pendiente a las chicas jóvenes, fiesta, alcohol. No enrollando su vida con una mujer mayor y con hijo.
La joven nos trae una botella de vino tinto, nos sirve nuestra bebida.
—Enseguida les traigo su orden —le aseguró con una sonrisa innecesaria, pero no le prestó mayor atención porque me miraba a mí.
—Es algo raro que un chico se mude a una casa tan grande.
—Si supongo. Pero ya no quería seguir viviendo con mis padres y decidí que quería independizarme, créeme que mis padres me dijeron lo mismo que era una casa muy grande para mí. —señaló, pude notar que su mirada cambió, como si recordara algo muy feliz.
—Cuéntame, ¿qué estudias? —interrogo mientras tomo de mi copa de vino.
—Ingeniería mecánica.
—No te creo, pensé que eras modelo —asevero de forma burlona.
—¿De verdad tengo cuerpo de modelo? —Se mira los brazos y el torso, tira una carcajada.
La rubia apareció con nuestros platos.
—Espero que te guste, aquí hacen buena la comida.
Mientras esperábamos nuestra cena Hunter me contó un poco más de su familia, empezando por su mamá, papá y sus dos hermanas. Me dijo que su abuelo materno lo había inspirado en su carrera, que ambos compartían una afición por los coches, pero lamentablemente había fallecido cuando él tenía 12 años. Pude notar que amaba mucho a su abuelo, sus ojos se iluminaban con cada anécdota y lo disfrutaba. Yo por mi parte le dije un poco de mi infancia con mis dos hermanos. Que jugaba futbol, beisbol, videojuegos y los juguetes de niña los dejaba de lado. Pero cuando entré a la secundaria conocí a Brenda y se volvió mi mejor amiga.
Casi ni hablamos mientras cenamos. La comida estaba deliciosa como él decía, los postres tampoco se quedaron atrás. Hunter decidió pedir un helado Napolitano, porque le di probar un poco del mío. Casi tiene un orgasmo, o así él mismo expresó sin tapujos.
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Mi Vecino Me Enloquece ©
RomanceSinopsis Sara una madre soltera dedicada a su hijo y a su trabajo; todo cambia cuando un chico universitario se muda al lado de su casa. Sara ya no será la misma. Hunter cambia su vida por completo ¿Podrá salir de todo ese caos?