Capítulo 21

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—Deberías perdonar a Hunter, es ponerlo a sufrir—gruñe Emma sentada  en mi sala comiendo palomitas de maíz.

—Ponerlo a sufrir me parece bien, tenía que contar todo y no llegar tan lejos —me apoya Brenda pintando sus uñas de un color naranja que me desagrada.

Ha pasado una semana desde que conversé con Hunter. No me ha llamado ni lo he visto en su casa. Me molesta un poco no saber de él, es como si se hubiese esfumando y no le importará nada.

—Creo que Sarita necesita salir a divertirse—gruñe Tristan.

Tristan es rubio, de aspecto aniñado, entre dulce y moderno, con unos expresivos ojos claros que en ocasiones pueden darle a su mirada un punto de dureza y rebeldía. Cuando lo conocí me agradó mucho, pero todo murió cuando entendí que no era un chico fiel. Tenerlo aquí me agrada. Cuando llegó hace tres días le conté todo, no esperaba recibirlo con mi drama de vida.

—Te amo Sara, pero eres una niñata—ataca nuevamente mí vecina.

—¿Emma no sé cuál es tu problema? Me mintió ¿recuerdas?

—Sí, pero aclaró todas tus dudas, eso es ahogarse en un vaso de agua. Estás enamorada y sabes en el fondo que lo perdonarás.

Me provoca estrangular seriamente a mi vecina, ya estoy sufriendo por todo este tema.

—Deja de ser tan perra Emma—dice Brenda lanzándole una almohada.

—Quiero que se arme una pelea de chicas—ríe Tristan sacando su celular para grabar.

—Quiero salir a divertirme —Irrumpo el caos de almohadas de mis amigas.

Todos se detienen y me miran sorprendidos, tienen días tratando de sacarme de este caos emocional.

—Al fin Sarita, no aguantaba más este encierro.

—Iré con una condición.

—¿Cuál? —preguntaron los tres al unísono.

Sabía que no les gustaría mi condición.

—Tristan solamente me acompañará.

—¿Por qué? —gritó Brenda.

—tengo tiempo sin verlo. Además, ustedes pueden cuidar a los niños.

No quería lidiar con Emma y sus constantes miradas. Brenda se pondría pasada de alcohol y no quería ser su niñera. Tristán era más fácil de dominar.

—Perfecto, no quedamos aquí con los niños, así no los despertamos parar llevarlos a mi casa —contesto Emma.

—Eres mala Sara, me dejarás aquí, toda aburrida—reprochó la rubia.

—Callen—irrumpió Tristan—, dejen que nuestra amiga se relaje, saben que soy el adecuado para darle una buena noche. Las chicas morirían por una noche conmigo.

—No distorsiones esto, Tristan, te dejaré como niñera sólo—amenazo.

Si no paro sus conversaciones, esto se volverá un manicomio.

—No, Sarita, sabes que si me dejas con los niños no lo soportaría, no estoy hecho para ellos.

Me causa un poco de gracia, pero ni loca dejaríamos a los niños con él. Confiamos que los ama, pero en verdad no lo soportaría.

—Cállate primo—reprende Brenda—, nadie ni en sus sueños te dejaría con los niños. Sara te vestiré esta noche, no hay otra opción.

—Vale, recuerda que allá fuera hace frío y no quiero morir de una neumonía por tu culpa. Nada de maquillaje ahumado.

Necesito salir para librarme de mis constantes pensamientos. Una parte de mí sabe que Emma tiene razón, estoy exagerando un poco. Sin embargo, no quiero que Hunter piense que puede mentirme y salirse con la suya. Esta noche me divertiré con mi viejo amigo, la vida no es fácil como la pintan en los libros infantiles de mi hijo. 

Mi  Vecino Me Enloquece ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora