Capítulo 11

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Frotando mi boca, comencé a moverme y mi cabeza grita en rebelión. Cayendo de espaldas sobre la suave cama debajo de mí, lentamente abrí los parpados y el sol se asomó a través de las persianas de la ventana.

Mis ojos se abren un poco, siento que mi cabeza va a explotar en mil pedazos. Lo último que recuerdo de la noche anterior es que estaba bailando con Hunter y todo se oscureció.

La temperatura de mi cuerpo parece más alta de lo normal, siento los brazos de Hunter. Volteo, mi vecino se encuentra tan solo con un bóxer.

Miro a mí alrededor hay un televisor pantalla plana, un armario envidiable, una cómoda con un espejo. Trato de quitar los brazos de Hunter, pero es inútil, vuelvo a intentar.

—¿Buenos días, preciosa? Te quieres escapar tan rápido —siento su aliento caliente en mi cuello.

—Hunter, dime que no hice nada estúpido anoche, lo último que recuerdo es que estábamos bailando.

—¿No recuerdas nada más? –dice mientras suelta una sonrisa burlona.

—De verdad eso es todo lo que recuerdo.

—Preciosa, para empezar, estaba bailando contigo, me estabas poniendo caliente con tu baile sensual. Te sugerí que nos fuéramos y me respondiste que te llevara y te follara duro, esas fueron tus últimas palabras, después te desmayaste. Me asusté un poco, luego me di cuenta que estabas borracha y te traje a mi casa.

—Lo siento mucho de verdad —contesto muy apenada por mi conducta. Quería divertirme, olvidar el problema que tenía que enfrentar con el padre de mi hijo. No quería perdonarlo por su conducta, pero no podía decidir, estaba molesta por abandonarnos cuando más lo necesitamos.

—No tengo nada que perdonarte, estoy para cuidar de ti —me da un beso tierno en mi cuello —¿Cómo te sientes?

—Me duele mucho la cabeza, siento que me va a explotar.

Él se levanta y agarra de su mesita de noche una pastilla y un vaso de agua.

—Toma eso para aliviar un poco el dolor —ofrece, puedo notar que tiene un tatuaje en el pectoral mayor del lado izquierdo. Un precioso cisne en un lago con un hermoso paisaje está muy bien logrado. Puedo percibir que él se pone nervioso cuando me quedo mirando su tatuaje, estiro mi mano libre y toco el cisne.

—Es hermoso —admito, mientras sigo tocando su pectoral.

—Si, me lo hice cuando cumplí dieciocho.

—¿Significa algo para ti? —interrogo, puedo ver en sus ojos que es así, porque se le ilumina el rostro.

—Si, nunca imaginé tatuarme, pero éste merece la pena.

—¿Te recuerda algo? Puedo ver en tu mirada que es especial —confieso, las mayorías de personas se hacen tatuajes para honrar o recordar algo.

—Si me recuerda a alguien muy especial.

—¿Una chica? —interrogo porque me da mucha curiosidad, sé que alguien le rompió el corazón.

—Bueno, sí, fue por una chica, pero no fue mi novia, no te preocupes, nunca tuvimos nada. Fue alguien que me ayudó mucho en un momento muy duro de mi vida cuando aún era un adolescente.

—Discúlpame Hunter no fue mi intención incomodarte.

Él nunca me ha pedido explicación de nada, ni siquiera cuando lloré en sus brazos, simplemente estuvo allí para apoyarme.

—No te preocupes, preciosa —dice de forma sincera —. Espérame un momento —indica mientras se dirige a la puerta y se marcha.

Dejo caer mi cabeza sobre sus almohadas, huele a él por todas partes. Me preocupa un poco como lo interrogué; pero su olor me tranquiliza. Pasan unos minutos cuando abre la puerta de la habitación. Él entra con una bandeja con huevos, frutas, queso, pan tostado con mantequilla y unas cuantas rebanadas de tocino. Desliza la bandeja hacia mí, una sonrisa torcida tira de sus labios.

—¿Cuándo preparaste todo esto? Estoy segura que no te dio tiempo en estos minutos.

—Te cuento, me desperté antes que tú y lo preparé. Cuando regresé y te abracé te despertaste.

—No tenías que hacerlo, pero gracias.

Aliméntate, preciosa. —Le da un mordisco a una tostada con una sonrisa brillante en su rostro. Arqueó una ceja.

—¿Te vas a comer mi comida? —pregunto con un puchero.

—Nena, si te confieso me quiero comer otra cosa y no es precisamente esta comida.

—¿Por qué siempre hablas con doble sentido? —lo regaño.

¿—Sara, no será que tú le hayas doble sentido a mis palabras?

—No —grito, me pongo roja —, sabes que no es así.

–Come, preciosa –me da un pedazo de su tostada.

Empiezo a comer, él me da comida en la boca. Suena el timbre y me pregunto quien visita a Hunter.

—¿Quién es? —lo miro curiosa a los ojos.

— No lo sé nena.

Se levanta de la cama y toma su celular que está junto a su mesita de noche.

—Nadie me ha escrito. —informa.

El timbre sigue sonando, quien sea que esté insistiendo, quiere respuesta. Hunter abre su armario, saca una camisa negra y unos vaqueros, se viste a toda prisa.

Se acerca nuevamente donde me encuentro y me planta un beso.

— Nena espérame ya regreso.

Cuando se marcha, me pongo de pie y salgo de la habitación. Escucho dos voces femeninas, no logro entender de que hablan, Hunter habla también de forma amistosa. Me quedo unos minutos para tratar de escuchar cualquier cosa, pero no logro comprender la conversación.

Me devuelvo a la habitación, empiezo a buscar mi ropa y no la encuentro a la vista, como no logro encontrar nada, entro al cuarto de baño de Hunter y veo que tiene todo tipo de jabones, colonias, cremas y demás, me sorprende un poco. Pero ahora que recuerdo mi vecino siempre tiene un buen olor. Me miro al espejo y estoy hecha un desastre, peino mi cabello con mis dedos, me lavo la cara. Ya me veo más presentable y pensar que mi vecino me vio.

Vuelvo a la habitación para buscar mi cartera, está sobre un pequeño sillón que no había notado. Trato de encender mi teléfono, pero está descargado, tomo una camisa de Hunter para poder salir. Sigo escuchando las risas de las chicas, me molesta un poco, porque Hunter no viene. Salgo de la habitación, bajo las escaleras y no me encuentro a nadie en la sala.

—Hunter sabes que te amo –dice una chica, desde la cocina. La otra suelta una risa. —. No tienes por qué estar solo.

No puedo aguantar, me dirijo a la puerta y la abro, no cierro por completo para que no me escuchen. Salgo corriendo descalza, miro a la calle para ver si alguien me mira, por suerte, no hay nadie. Tomo la llave de mi cartera, abro y cierro rápido, corro por mi escalera hacia mi habitación.

Me tiro en mi cama, callando mi cabeza para no pensar en lo que acaba de suceder. Hunter debe de tener alguna explicación, pero no me siento preparada ahora.

Lloro por todo, fui a esa disco para olvidarme, me embriagué para no tomar una decisión. Llevo meses reprimiendo el abandono de Henry, preguntándome que hice mal para que todo eso me pasara.

Escucho mi timbre y sé que es Hunter, se percató que me marché, no quiero enfrentarme a él, en este momento no estoy preparada.

Mi  Vecino Me Enloquece ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora