。*✧Mi mundo en tus ojos✧*。

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«Destinations without Destination»

40. Última parte

"Mi mundo en tus ojos"

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«¿Cómo una persona que no se ama a sí mismo, puede decir que ama a los demás?»

Kenma encuentra aquel pensamiento entre reminiscencias tontas del pasado. Él recuerda la época donde realmente pudo llegar a repudiar la idea de las almas destinadas, porque se repudiaba a sí mismo. Llegó a pensar que su visión acromática era una clase de señal, de que él era una persona que no merecía poder apreciar el mundo como los demás, que no era merecedor de algo tan simple como eso; que esto estuviera arraigado a su alma gemela no lo ayudó mucho a cambiar esa idea. Pensaba que su alma gemela solamente empeoraría su vida de alguna u otra manera, que su otra mitad solo miraría a otro lado como todos lo habían hecho, que solo crearía una dependencia insana porque nadie sería capaz de quererle, ni él a otra persona. Si alguien fuera capaz de quererle, entonces sus padres no se hubieran apartado de él.

Sin embargo, creía en Kuroo, el único niño que había considerado un amigo, quería creer que era el único que podía aceptarlo y se aferró a esa idea. Había logrado encerrarse entre sus pensamientos negativos y había arrastrado a una de las personas que quería con ellos, como cadenas invisibles que se tensaban más y más con el tiempo.

Pensamientos tristes de un niño en tonos grises. Después de todo, era lo único que podía ver en el espejo, en todo su mundo y en los ojos de quienes lo veían, espejos sin luz que reflejar, espejos vacíos.

Pero muchas cosas habían cambiado para él, ya no era la misma persona, no era ese niño perdido que se aferró a sus más cercanos en una subconsciente y desesperada búsqueda de afecto y aceptación. Había crecido, y aunque se avergonzaba de algunos errores, sabe que solo fueron parte del camino. Hoy en día veía más a su madre, había estado intercambiando algunos mensajes con su padre, e incluso podía ver a su mejor amigo ser feliz sin remordimientos. Hoy en día sabía que existían más colores de los que aquel chico gris podía recordar, que eran más brillantes de lo que había pensado. Hoy en día había recibido y experimentado tantos tipos de cariño, que había tenido que aprender e identificar cada uno de ellos: amistad sincera, amor fraternal, amor de madre, compañerismo...

Kenma no sabe si existen seres celestiales, fuerzas místicas o el destino al que todos tanto aluden con anhelo. Pero él quiere creer en que está ahí, en alguna parte, omnipresente y omnipotente en algún plano existencial del cual no es consciente aún, donde algún día pudiera coincidir con él en una magnífica casualidad, una perfecta sinfonía que le permitiera tocar con la punta de sus dedos aquel camino sin rumbo.

Si existían los hilos del destino, si existían caminos que te conducían mágicamente a tu felicidad, él se atrevería a decir que su destino carece de dirección; no sabe si es una clase de castigo divino o algo similar por fuerzas que escapan de su comprensión.

Si aquella incorpórea figura celestial y mítica le permitiera ser egoísta, Kenma quisiera poder tener más de lo que había logrado tocar con sus dedos, incluso más de lo que solo había podido rozar. Desde el primer momento en que las palabras de Shouyou se grabaron en su piel comenzó a ser un poco más egoísta, lo reconoce. Shouyou fue una de las personas que, aunque tal vez no ha podido siquiera escuchar su voz, le hizo cambiar enormemente. Sus mensajes alegres, saludos informales, anécdotas divertidas y cotidianas, preocupaciones inocentes y preguntas cálidas lograron cautivar a Kenma de a poco, tan lentamente y discreto que era aterrador de pensar, palabra a palabra, como un imperceptible goteo que llena el vaso que creía no poder llenar. Desborda pero aún necesita más, se ha vuelto tan codicioso que no puede creerlo.

※Destinations without destination※ 【KuroYaku/KenHina】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora