。*✧Tonos grises ✧*。

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˗ˏˋ Historia dedicada a la bella IllusionLiˎˊ˗

☆═Beta Reader: Layla_Redfox═☆

〘 Portada hecha por la maravillosa skyorpheus

«★( Actualmente editando y resubiendo )★»

« ¿Cómo una persona que no se ama a sí mismo, puede decir que ama a los demás?»

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« ¿Cómo una persona que no se ama a sí mismo, puede decir que ama a los demás?»

El amor es un término muy sobreestimado por la sociedad de hoy en día, a una edad muy temprana incluso puedes sentir a tu "alma gemela", identificarla en un lugar lleno de gente, o incluso escuchar su voz. Bastante romantizado.

Pero, ¿Acaso eso no es demasiado cruel? Es decir, ¿Naces para una persona? ¿Tienes que estar unido a alguien que ni siquiera conoces por lazos invisibles? ¿No puedes si quiera elegir a quien querer?

Hay quienes nacen sin siquiera tener un alma gemela. Comúnmente se les consideran casos lamentables, pero Kozume Kenma los envidiaba.

Los envidiaba, porque ellos no necesitan a alguien quien los complete, no necesitan esperar a tener una señal del cielo, no necesitan absolutamente a nadie para depender de él.

Puede sonar egoísta, estúpido, o incluso frívolo, pero es lo que piensa: No quiere un alma gemela, no la necesita y jamás la buscará, no obstante, no la odia. No sabe quién sea la persona a quién esté ligada, mas la compadece, porque nunca podrá darle el cariño que busca.

—¿Kozume-kun? —la voz preocupada de su maestra hizo que despegar la mirada de la pantalla—, ¿Qué haces todavía aquí? ¿No han venido a buscarte? —Negó con la cabeza.

Pudo notar como su expresión se veía afligida, con esa mirada de lástima, la cual ya se había acostumbrado a apreciar.

Volvió su mirar nuevamente a la pantalla de la consola, para ver el juego en pausa, mientras la melodía seguía sonando, aquellos elementos en tonos grisáceos, ya los tenía memorizados por completo.

—Kenma —otra voz.

—Oh, hola Kuro —saludó sin necesidad de apartar su vista del juego aún congelado en el tiempo.

—Vamos a casa, ¿Vale?

Cerró la consola, y suspiró. Ya sabía que sus padres no vendrían por él, pero daba igual estar en casa o en la escuela. Todo era lo mismo.

Al tener 9 años de edad, se esperaría que fuese más alegre, y socializara mucho más con sus compañeros, pero simplemente ese no era el caso. No es que lo intentara tampoco.

En el camino miró hacia el cielo, al parecer estaba despejado, y al no sentir el calor abrazador del sol, supuso que debería estar atardeciendo; Kuroo giraba una pelota de voleibol en sus manos, su padre se la había dado de regalo una semanas atrás, más eso no le llamaba la atención a él.

※Destinations without destination※ 【KuroYaku/KenHina】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora