Como habían supuesto, la bebida era muy dulce, pero disfrutable. Nada comparado al amargor o acidez que esperaban. El rostro de Sicheng también mostraba desconcierto. Habían hecho un gran problema de nada, se sentían tontos.
— Sabe bien— comentó el pelinegro mientras se servía un vaso más y comenzaba a comer.
Yoon Oh imitó sus acciones y ambos se enfrascaron en una cena tranquila. En el transcurso y con cada gota que entraba en su sistema, comenzaron a sentirse adormecidos, más ligeros, y con sonrisas que se deslizaban sin dificultad. Los preciosos hoyuelos del castaño se remarcaron, dejando sorprendido a Sicheng.
— Bonito— dijo mientras llevaba su dedo índice a la mejilla de Jaehyun y la apretada ligeramente, sonriendo por su expresión.
Era consciente de que el coreano era atractivo, muy guapo para ser sincero; pero no se le había pasado por la cabeza lo lindo que podía llegar a ser. Con las mejillas enrojecidas, al igual que la punta de sus oídos, sus labios abultados y sus hoyuelos destacando en su piel clara. Se sentía extraño y podría jurar que no era por el sabor dulce en la punta de su lengua.
Yoon Oh no podía dejar de reír, incluso después de sentirse tímido por las acciones de Sicheng. Su corazón temblaba con alegría y sentía un cosquilleo en su estómago y sus extremidades. No entendía qué estaba pasando pero sospechaba que se trataba de alcohol; no le desagradó la sensación.
— Música, pongamos música— pidió el coreano con una gran sonrisa mientras se movía de un lado a otro. Necesitaba aligerar el calor de su rostro o al menos disimularlo; además amaba la música.
Sicheng salió de su ensoñación para asentir. Se levantó tambaleante para buscar su teléfono y un parlante; tal vez podía bailar un poco. Esa noche se sentía feliz; ya no estaba solo. La melodía comenzó a salir pronto, animando a los dos presentes.
Las primeras canciones fueron tranquilas, con ambos cuerpos meciéndose de un lado a otro; chocando sus hombros en algunas ocasiones y ocasionando más risas. Jaehyun estaba desempolvando sus habilidades de canto, recordando cuánto adoraba el karaoke en Corea y el increíble dúo que formaba con Doyoung en sus reuniones. El pecho le volvió a doler a pesar de las suaves sensaciones que se extendían por su cuerpo y el persistente dulce del alcohol.
Sin darse cuenta pequeñas lágrimas se deslizaban de sus mejillas, otra vez. Estaba harto de llorar, pero era inevitable. Hipidos lo siguieron y un temblor que alarmó al chino. La habitación se llenó de silencio otra vez, con un Jaehyun queriendo escapar de ahí.
— ¿Estás bien?¿Qué pasó?— preguntó preocupado— ¿Te lastimé?— continuó. Sus palabras sonaban arrastradas, enredadas entre sí; pero aún así sus ojos escaneaban a Jaehyun, se movían ágiles tratando de comprender qué estaba mal.
El castaño negó con la cabeza y se limpió las lágrimas, bajando la cabeza en el proceso: Intentaba respirar para calmar sus sollozos, que cada vez salían más fuertes.
— Ya sé, toma— ofreció el pelinegro extendiendo un vaso de la bebida dulce— Endulza tu vida.
— Gracias— respondió, recibiendo el objeto y bebiendo su contenido.
Calor llegó a su estómago, sus mejillas hormigueaban muy fuerte, no reconocía su tacto. Se estaba convirtiendo en espuma; como La sirenita, desvaneciéndose por la falta de amor.
"Nunan neomu yeppeo
(Geu gеunyeoreul boneun nanеun) Michyeo
(Ha hajiman ijen jichyeo)

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𝙄 𝙈𝙞𝙨𝙨 𝙔𝙤𝙪 ༄ ᴊᴀᴇᴅᴏ
Фанфик"-Mamá.¿Está bien que dos hombres se quieran?- preguntó un inocente Yoon Oh. Yoon Oh no entendió porque su madre se enojó. " Dónde Jaehyun está enamorado de su mejor amigo y Doyoung es incapaz de entender sus sentimientos.