𝙄 𝙈𝙞𝙨𝙨 𝙔𝙤𝙪 ༄ ᴊᴀᴇᴅᴏ

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Aquella tarde, en el extenso parque, todo parecía ir perfecto. Los rayos del sol carecían de la intensidad común de la temporada; a su vez la suave brisa complementaba la tranquilidad que ofrecía el lugar. Incluso el grito emocionado de los pequeños que acudían a jugar había dejado de ser molesto.

A lo lejos, en el lugar más apartado, un Yoon Oh de 12 años desencajaba con la perfección del paisaje. A su alrededor la atmósfera era propia de alguien que intentaba descargar su dolor.

Las lágrimas recorrían sus mejillas como pequeños arroyos, sirviendo de recordatorio de la inusual oscuridad impregnada en su realidad. Cada gota representaba un recuerdo; cada sacudida y sollozo, una súplica ignorada.

La primera gota era su mejor amigo. Aquel que ahora lo miraba con desagrado y lo evitaba; después de haber escuchado su confesión. Apenas aprendía a experimentar nuevas sensaciones, apenas entendía lo complicado que era aceptarse a uno mismo.

La segunda, el resto de sus compañeros. Riéndose, burlándose, golpeando, dañando. Ellos tampoco comprendían la realidad del todo, pero la sociedad ya les había arrebatado la compasión y la había reemplazado con crueldad.

La tercera, la más dolorosa, la fría mirada de su madre. Colmada de decepción, odio y rechazo. Las cálidas palabras habían dejado de salir de sus labios; las caricias llenas de amor eran solo recuerdos de una felicidad lejana.

La cuarta era parte del resto, corrían con una carga más pesada. Representaban el dolor físico, aquel que su padre originaba con la dureza de su correa; aquel que acompañado de palabras hirientes buscaba arreglar su terrible "defecto".

Aún era pequeño para enfrentar a la crueldad propia de la humanidad; solo buscaba comprensión y alguien que pueda guiarlo, pero ya había tenido que soportar a la toxicidad de la sociedad.

Un pequeño, con facciones de conejo, había presenciado la escena a cierta distancia. Tembloroso, había decidido acercarse después de un largo debate. Algo dentro de si lo motivaba a ayudar al otro niño; a pesar de ser tímido y pésimo entablando conversaciones. Además la curiosidad lo carcomía por dentro, debía saber que ocurría con el niño.

— ¿Te encuentras bien?— pronunció después de pensar. Al instante deseando darse una bofetada por la pregunta obvia.

Yoon Oh saltó asustado al escuchar la voz repentina y lentamente levantó la cabeza para quedar anonadado. Era la viva imagen de un conejo, capturando su ternura a la perfección. Una vez que sus pensamientos se descarrilaron a la apariencia del niño, Yoon Oh cerró los ojos; suprimiendo toda emoción que para la sociedad era incorrecta. Y no respondió, tal vez así él se aburriría y lo dejaría solo otra vez.

Por otro lado, la preocupación del pequeño había aumentado de manera considerable. Su vista se encontraba fija en el moretón que resaltaba en la piel perlada de Yoon Oh ¿Cómo pudo haber llegado hasta esa situación?

— ¿Necesitas ayuda?— insistió acercándose a él.

Yoon Oh seguía con los ojos cerrados, sus puños se apretaban conforme escuchaba los pasos del pequeño. Dentro de sí rogaba con que este desapareciera, era peligroso si mantenían contacto. No quería que lo golpeen también.

— No te voy a dañar— susurro casi sin esperanzas al observar el rechazo.

Ya se encontraba tan cerca que podía observar algunos detalles perturbadores. Las uñas del niño eran desiguales a causa de las mordidas, sus nudillos presentaban cicatrices pequeñas al igual que sus brazos y el moretón visible se extendía por su pecho.

De manera inconsciente levantó el mentón de Yoon Oh y secó lágrimas que aún se desprendía de sus ojos.

— Mi nombre es Dong Young, no tengo muchos amigos— comenzó a decir con suavidad.— ¿Quiéres ser uno de ellos?

— S-Soy Yoon Oh— pronunció tras un suspiro.— ¿Realmente quieres ser mi amigo?

Esperaba que Dong Young diga que no y se burlara de él, pero a cambio recibió una sonrisa cálida y una gran amistad.