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El lunes por la mañana Doyoung despertó con un terrible dolor de cabeza y los ojos bastante hinchados. El día anterior prácticamente no había sucedido, fue como un día muerto. Había destinado su domingo a dormir todo el día, con pequeños periodos para comer o ir al baño. El malestar seguía presente, la idea de que su mejor amigo esté tan lejos lo horrorizaba mucho. Ese día tampoco tenía ganas de hacer nada; así que les dijo a sus padres que estaba sufriendo un colapso por estrés y que necesitaría descansar para reponerse. No le fue difícil convencerlos porque el día anterior lucía terrible con el rostro enrojecido y dos grandes bolsas bajo sus ojos.

Fue un alivio no encontrar a nadie en casa al despertar. En la cocina encontró guardada su comida favorita como desayuno y en el televisor estaban transmitiendo un maratón de Harry Potter. Parecía que el día trataba de consolarlo; así que no le prestó mucha atención al mal presentimiento que rodeaba su cuerpo.

A eso de las tres de la tarde, en medio de su función de Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, el teléfono fijo sonó de manera estridente. El pelinegro, que había sido tomado por sorpresa, se recompuso y se dirigió a contestar; recordando que no tenía idea de dónde había dejado su móvil.

— ¿Por qué no contestas el celular? ¿Tienes idea de lo preocupada que estaba?— lo recibió la voz enojada de su madre. — Pensé que te sentías peor. No vuelvas a hacer eso.

— Perdón mamá, creo que la batería se agotó y no me di cuenta. Me siento mejor, no te preocupes.

— Me asusté demasiado Dong Young. Quería saber cómo estabas y también avisarte que no vamos a llegar a cenar. Tu padre y yo iremos a comer con Gong Myung.

— Lo siento mamá. No te preocupes, ya me preparo algo, diviértanse.

"Era obvio que iban tras Gongmyung a pesar de que era él el que estaba enfermo" pensó con amargura después de colgar. La llamada no había sido relevante después, pero sentía resentimiento cada que algo así sucedía. Él también quería que sus padres lo cuidaran, o al menos tengan un actuar más cariñoso con él.

Suspiró antes de ir a buscar su teléfono a su habitación. Dando pasos con pesadez, llegó hasta aquel lugar. El lugar estaba oscuro porque aún no recogía las cortinas y veía sus frazadas hechas un lío sobre su cama. Después de buscar por cada rincón, revisó debajo de su cama, junto a la mesita de noche gris. Ahí estaba y como había supuesto, el aparato estaba apagado.

No lo había revisado desde el sábado, y al recordar el porqué, sintió que sus dedos se quemaron al entrar en contacto con la funda. El remordimiento de lo que se había atrevido a pensar sobre su mejor amigo le hacía rehuir de usarlo.

Las horas pasaron, siendo más de las siete de la noche, y sintió curiosidad por lo que encontraría en redes sociales. ¿Sus amigos habrían escrito? Mantenía la esperanza que sí, pero entendía que podrían estar enojados. él se sentía igual.

Siguió prestando atención a la película mientras su celular iniciaba su funcionamiento. Se sorprendió al ver la cantidad de notificaciones en este, pero hasta donde había visto solo eran llamadas perdidas de su mamá. Siguió eliminando una a una, hasta que leyó algo que llamó su atención.

16: 25 Woojae te ha enviado un mensaje

El mal presentimiento esta vez lo golpeó con fuerza y activó alarmas en todo su cuerpo. Con pánico fue hacia su chat para descubrir con desagrado que ese sábado en la noche no había borrado el infame mensaje, lo había enviado.

Un sonoro golpe en la puerta lo distrajo mientras intentaba leer lo que su amigo había respondido. Se dio cuenta que estaba temblando. Un golpe más fuerte se escuchó y fue seguido por varios más, parecía que querían derribar su puerta.

𝙄 𝙈𝙞𝙨𝙨 𝙔𝙤𝙪 ༄ ᴊᴀᴇᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora