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Todo lo que esperaba Yuta en las mañanas era despertar observando el apuesto rostro de su novio, que este le deseara los buenos días y que cada uno realice su rutina matutina con suaves melodías de fondo.

El japonés amaba las mañanas por eso, no había nada mejor.

Pero esa mañana era diferente a las otras, le recordó a cómo vivían cuando discutieron y su pecho no evitó contraerse. ¿Había hecho algo mal?

Hansol lo despertó con el ceño ligeramente fruncido, sus labios estaban apretados formando una línea recta. Alrededor la habitación estaba hecha un caos y sus cosas estaban apiladas en cajas de cartón. Sintió que su alma caía a sus pies, quiso llorar porque no entendía nada.

— Yu, tranquilo— le dijo el más alto al notar su expresión afligida— Mis papás están en camino.

Un fuerte suspiro abandonó sus labios y comprendió todo. Los padres de Hansol no sabían nada, a sus ojos ambos eran mejores amigos y roomates.

Eso significaba que por unos días debía mudarse a la habitación que se supone le pertenecía, pero que funcionaba más como una para invitados. También tenían que acondicionar el lugar actual, para evitar que parezca que una pareja dormía en ella.

No le gustaban esos días, eran una tortura porque no podía actuar con su novio como quería y tenía que soportar preguntas incómodas sobre novias, matrimonio y relaciones.

— ¿A qué hora llegan?— preguntó derrotado, levantándose para comenzar a guardar sus pertenencias en las cajas.

— A las diez, creo. Me avisaron recién ahora— mostró la pantalla de su celular.

Asintió con pesadez y siguió con lo que estaba haciendo, ese día ni siquiera alcanzaría a comer en casa porque debía acomodar su habitación.

Le tomó una hora terminar de dejar el departamento "normal", se duchó rápido y salió corriendo a su trabajo, aún sin poder desayunar. La tensión se acumulaba en sus hombros y su cabeza había comenzado a doler.

No iba a ser un buen día.

Justo como había predicho, su jornada laboral también fue complicada. La hija de su jefe se había enfermado y este la había llevado al hospital, dejando el lugar a su cargo; un cliente llegó con una falla indetectable en su motocicleta y el trabajo se le iba acumulando.

Para el medio día aún no lograba arreglar el vehículo, así que ignoró el gruñido de su estómago y llamó para consultarlo con su jefe, luego se dispuso a avanzar el resto de actividades entre murmullos y quejidos.

— No deberías parar para almorzar— una voz lo sobresaltó.

Taeyong estaba en la puerta, viéndolo con preocupación y cargando una bolsa grande.

— Dios, no te aparezcas así— se quejó— No ves que mi corazón es débil.

Su amigo solo rió entre dientes y procedió a mostrarle el contenido de su bolsa. Dos tuppers llenos de comida brillaban a los ojos del japonés, solo hasta ahí cayó en cuenta que no había probado bocado alguno desde que despertó.

— ¿Eres una especie de ángel?— agradeció— ¿Cómo sabías?

Yuta no esperó a una respuesta y fue a los vestidores a quitarse el uniforme y lavarse un poco. La visita de su amigo había quitado un peso menos a la carga que traía sobre su espalda.

— Disculpa que tengamos que comer aquí, soy el encargado hoy— se disculpó mientras secaba sus manos.

— No es necesario Yuta, ya llegué— una voz más gruesa se hizo presente sorprendiendolo.— Puedes ir a comer muchacho, lo hiciste bien hoy.

𝙄 𝙈𝙞𝙨𝙨 𝙔𝙤𝙪 ༄ ᴊᴀᴇᴅᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora