Encuentro Abismal.

31 3 0
                                    

Caminaba al frente, el frío penetraba mi piel y sentía como se erizaba mientras mi mandíbula temblaba involuntariamente, era realmente imposible mantenerse más de una hora allí sin mover un solo músculo para intentar entrar en calor.
Escuchaba a mis tres acompañantes murmurar entre ellos, principalmente sobre que no confiaban en mí y que solo era un adolescente y no entendían por qué Danzo parecía tenerme mucha estima.
Continuamos el avance por varias horas, traté de mantener la cuenta pero el frío me desconcentraba varias veces, y de repente, escuché un crujido. Leve, casi inaudible, pero lo escuché y me detuve en seco. Pakura al parecer estaba distraída y chocó contra mí quejándose por ello.
Desabroché mi abrigo y coloqué la mano en la vaina de mi espada empujándola un poco hacia afuera desde la empuñadura mientras daba una mirada panorámica alrededor. La ventisca era la perfecta cortina para esconderse de lo que fuese que estuviera allí fuera. Sentí una presencia cerca por las vibraciones del suelo y flexioné las piernas afirmando mi postura.
—¿Qué sucede?— Preguntó Pakura.
—Prep— Detuve mi boca y giré de imprevisto tomando el hombro de Pakura empujándola hacia abajo e impulsándome por sobre ella para cortar una especie de proyectil puntiagudo dirigido hacia ella.
—¡¿Detrás?!— Dijo Kisame tomando el mango de su espada envendada.

El sonido de otro proyectil dirigiéndose hacia mí me alertó y volteé agarrándolo antes que atravesara mi nuca, pero al hacerlo, de este salieron pinchos que se incrustaron en mi mano haciéndome soltarlo y maldecir para mis adentros.
—¿Estás bien?— Preguntó Pakura, y asentí.
—Necesitamos luz.— Dijo Orga dirigiéndole la mirada a Pakura.
—Estoy en ello.— Respondió y al segundo, esferas de un tono naranja se formaron alrededor de sus manos elevándose hacia el cielo y dándonos una mejor vista de lo que nos estaba atacando.
—¿Qué demonios... es eso?— Preguntó Orga a quién sabe dónde, y vi su rostro tensarse por desconocer qué era eso.
Tampoco reconocí a la criatura, pero era como un tigre solo que del doble del tamaño de uno normal, con músculos bastante notados, pinchos morados desprendiéndose de su columna y frente, garras largas y una cola rodeada de pinchos curvos con una punta asimilando ser de escorpión. Los ojos eran rojos con un pequeño tono naranja que los hacían más aterradores todavía, y el interior de su boca amarillo.
—¿Pueden ver más? ¿Cuántos son?— Preguntó Pakura mientras nos formábamos en un círculo.
—Dos frente mío.— Dije.
—Uno.— Dijo Orga.
—Tres.— Dijo Kisame.
—También dos.— Dijo Pakura.
—Kisame y Orga sepárense de nosotros y atraigan cuatro de ellos.— Dije.
—¡¿Estás loco?! ¡No podemos separarnos, podemos perdernos!— Debatió Pakura.
—No estaba preguntando.— Dije inclinándome un poco hacia atrás asegurándome de tocar mi hombro con el de Orga antes de lanzarme frente a las dos criaturas esperando para atacar.

Desenfundé mi espada completamente lanzándola al aire y saltando por sobre la cola de una de esas criaturas que había atacado con ella, giré con mi cuerpo recto y cuando la espada entró en mi campo visual la pateé justo hacia la extremidad de una de ellas incrustando su pata en el piso.
Hice aparecer Grito de Guerra en mi mano derecha y la blandí hacia la otra criatura, pero esta enrolló su cola en la espada lanzándome varios metros hacia su derecha.
Usé mi mano para frenarme y aproveché para mirar hacia Pakura, por el momento estaba bien por lo que volví mi atención a mis oponentes.
Comencé a correr hacia ella mientras la otra forcejaba con la espada en su pata y cuando estuve lo suficientemente cerca lancé Grito de Guerra al aire deslizándome por el suelo debajo del abdomen de la criatura y haciendo aparecer la espada de Hades a mitad de camino para así clavársela directo en el medio de su abdomen. Continúe el deslice y una vez estando libre salté tomando Grito de Guerra cayendo y di un giro completo cortándola a la mitad.
Aterricé e hice desaparecer ambas espadas observando a la otra criatura aún sin liberarse. Me aproximé hacia ella a paso rápido y antes que lograra atacarme arranqué la espada de su pata de un tirón haciéndole gemir de dolor y aprovechando ese instante la introduje desde su axila hacia adentro apuntando a donde supuse estaba su corazón, que al parecer sí lo estaba, porque largó un maullido bastante fuerte antes de perecer.

El Último Semidiós: Wrath of Scars. (NarutoxFairyTail)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora