Sombras del Pasado.

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Estaba oscuro, el olor a humedad y pasto seco inundaban el lugar, chillidos de ratas y aleteos de mosquitos en la oreja los acompañaban.
El polvo de suciedad era visible flotando en el aire gracias a la luz de la luna que entraba por el destrozado techo.
Tosí un par de veces y miré a mí alrededor, un establo casi en ruinas, varios agujeros en las paredes y madera rota en el piso.
-¿Sai...?- Llamé en un susurro, al chico recostado a poca distancia de mí, pero permaneció durmiendo mientras su cuerpo sufría por el frío.- ¿Flare?- Busqué con la mirada en señal de su presencia pero no estaba.
Salí del establo y observé la única luz encendida en la mansión, dos sombras aparecieron a través de la cortina, identifiqué que eran un hombre y una mujer de menor altura.
Un grito y la voz de Flare alertaron mis sentidos, luego cristal rompiéndose y corrí, me adentré en la enorme casa atravesando pasillos hasta llegar a la habitación iluminada.

Abrí la puerta con cautela alejándome del alcance de la luz para no mostrar mi sombra.
-¡Quédate quieta, maldición!- Escuché decir al hombre.
-¡Suélteme! ¡Por favor!- La voz de Flare. Sabía exactamente qué estaba pasando, empujé la puerta y me lancé contra el hombre, quien identifiqué como nuestro amo.
-¡Tú, ¿qué haces aquí?! ¡Suéltame, te atreves a tocarme, maldito esclavo!- Golpeó mi espalda pero no lo solté.
-¡Corre!- Le dije a Flare mirándola, tenía algunos raspones en los brazos y la cara roja de golpes, un poco de sangre caía desde su labio. Su expresión de desesperación se reemplazó con una de sorpresa y luego de duda.- ¡Rápido, vete de aquí!
-¡Bastardo!- Gritó él.- ¡Guardias, guardias!- Cuando entré no había ninguno de los guardias, así que supuse les había ordenado mantenerse donde no le escuchasen para que no supiesen lo que estaba intentando hacer.

-Na... Naruto... ¿q-qué haces a-a-aquí?- Tartamudeó Flare, se notaba que seguía en shock por la situación. Golpeó con más fuerza mi espalda y apreté con mas fuerza su cintura haciendo presión hacia atrás.
-¡¿Qué esperas?! ¡Lárgate!- Grité. Ella dejó caer algunas lágrimas y retrocedió cuestionando cada paso hasta llegar a la puerta, la miré y leí sus labios diciendo "gracias" antes de salir corriendo perdiéndose por los pasillos de la casa.
Seguí forcejeando contra el hombre unos minutos y dos guardias entraron a toda prisa, me tomaron por el cuello liberando del agarre a su jefe y me golpearon en el rostro.
-¡Se tomaron su tiempo!- Dijo el hombre aproximándose a los guardias.- La niña, escapó, vayan tras ella. Mátenla, no me importa, de este me encargo yo.- Ordenó mostrando una sonrisa sádica.
Los guardias obedecieron sin rechistar y emprendieron camino tras Flare.
Tomó de un estante un látigo de cuero de tiras, me pateó haciéndome caer contra el suelo de espaldas y comenzó el castigo.
Luego de un par de minutos que parecieron eternos, no muy lejos de la casa un disparo hizo eco en el aire.

Desperté exhalando y lleno de sudor, miré alrededor y estaba en el hotel alquilado por la academia, intenté calmar mi respiración pero era inútil, mi pecho bajaba y subía como a punto de explotar. Una punzada en la cabeza me hizo gemir y me senté en un borde lateral de la cama.
-¿Sucede... algo?- Preguntó Mirajane aún algo dormida.
-Nada.- Dije tomando una bocanada de aire para luego soltarla.
-¿Una pesadilla?
-No es nada.
Me levanté y dirigí al baño cerrando la puerta tras de mí de un tirón.
Apoyé las manos en el lavabo y miré mi reflejo en el espejo. Ojeras, sudor cayendo desde mi frente, el pelo despeinado y una expresión de cansancio.
Abrí la canilla y lavé mi cara presionando mis manos contra ella varios segundos.
Bajé la mirada y la ira me tomó por un segundo en el cual estampé el puño derecho contra el espejo, quebrándolo completamente.
-Maldición...

Luego de lavar las heridas en mi mano, me cambié por un pantalón deportivo negro y me puse una chaqueta deportiva con capucha sin nada por debajo, la prendí hasta un poco por debajo del cuello y salí de la habitación.
Caminé por las calles iluminadas por tenues luces de focos distanciados pocos metros uno del otro, hacía un poco de frío así que me cubrí con la capucha y resguardé las manos en los bolsillos de la chaqueta.
Miré hacia el cielo y dejé salir un suspiro, el vapor de agua hizo contacto con el aire frío pasando a ser humo.
Choqué con alguien estando distraído y me detuve.
-Lo siento.- Dije, volviendo a caminar.
-Naruto... Sarutobi-san, ¿verdad?- Volteé observando a quien había chocado, una chica, más baja que yo, cabello negro azulado, ojos perla. Llevaba una campera blanca y violeta con un pantalón negro y sandalias.
-Sí.

El Último Semidiós: Wrath of Scars. (NarutoxFairyTail)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora