El Último Semidiós: Wrath of Scars. (NarutoxFairyTail)

Fairy Tail.

[3 años después, Febrero 20, 2018]

Después de eso todo lo que hicimos en tres años fue entrenar y entrenar.
Asuma, es decir Ares, me enseñaba a pelear y se ocupaba de mantener mi cuerpo en completa forma. Ahora sí tenía bastante fuerza y los músculos algo definidos, aunque nada exagerado, tengo quince años, no veinte. Crecí de altura, llegando al metro setenta.
Tsunade/Afrodita me enseñó a... bueno, a seducir, manipular y... besar... según ella me serviría para hagan lo que yo quisiera o algo de eso, no voy a entrar en detalles.
Orochimaru era diferente, no entrenábamos, él me contaba sobre todas las bestias y criaturas del mundo, sus puntos débiles, si son amigables o no, etc, sus clases eran de lo mejor si me lo preguntan.
Y Zeus... él me ayudó a estudiar, y de vez en cuando me hablaba sobre los demás Dioses y los Titanes, al parecer Atenea estaba enojada con él por no dejarla conocerme.

Y hoy, era mi último día en la mansión de Hiruzen Sarutobi alias Zeus Rey del Olimpo.
Preparé un bolso con toda la ropa que tenía menos el uniforme de la academia, un par de pistolas especiales que herían a las bestias, Dioses y personas por igual, Hefesto las había hecho para mí por petición de Sarutobi, estas eran negras con empuñadura de madera y grabados rojos en ella. Tenía munición infinita. Magia, supongo. No podía usar la espada que me había dado Hades por lo que también le pidió un juego de katanas, una era más corta que la otra, con mango completamente negro y hoja hecha del mismo material que el Rayo de Zeus, el Tridente de Poseidón y el Casco de Hades.

La primera pregunta que hice luego de decidir entrenar fue por qué tenía que ir a la academia de magos, cuando yo no soy un mago. La respuesta fue más racional de lo que esperaba. Cuando llegase el momento yo lideraría a los magos y humanos como aliados... o pelearía contra ellos como enemigos.
Y debía hacerlo sin revelar mi descendencia, tenía prohibido decir que era un semidiós, sino no me dejarían entrar en la academia. Y si se enterasen quién es mi padre podrían intentar usarme como arma, o también las personas que perdieron a un familiar o temían la muerte podrían querer sacrificarme o matarme. Mismo objetivo, diferente intención.

Me puse el uniforme que era una camisa blanca con una chaqueta negra que llegaba justo hasta sobre la cintura y un pantalón jean negro. Y corbata, corbata verde. No me gustaba ese uniforme.
Remangué la camisa junto con la chaqueta y la corbata la dejé floja con los dos primeros botones de la camisa desprendidos y esta por fuera del pantalón. De calzado opté por unas botas negras y metí el jean por dentro para que no cayera por sobre ellas. Me miré en el espejo del baño y pensé en cómo sería estar por mi cuenta en una ciudad por primera vez. Tiré unos mechones de pelo hacia atrás pero estos volvían a caer solos. Los dejé así.
Tomé el bolso de la cama y fui hacia la puerta principal. Allí estaban las cuatro personas a las que llamaba familia.

-Supongo que... ya es hora.- Les dije dando una sonrisa.
-Sí, es hora.- Me dijo Tsunade, ella prefería que la llamara así al igual que Ares prefería Asuma y Zeus, Sarutobi.
-Tu mano.- Me indicó Asuma. Pensé por qué la pedía pero de igual forma extendí mi mano derecha en su dirección, el la tomó y sacó una pequeña piedra rojiza de su bolsillo. Colocó la piedra sobre mi muñeca y esta se hundió en mi piel.- Listo. Piensa en tu espada.- Me ordenó. Lo hice, y de mi mano se extendieron llamas del tamaño de una espada, cuando estas desaparecieron, tenía la espada que me había dado Hades en mi mano.

-¿Y ahora cómo la guardo?- Mi pregunta desconcertó a Asuma que se encontraba con la cabeza hacia arriba orgulloso. Sarutobi pasó por su lado riendo un poco y se dirigió hacia mí.
-Has crecido bastante. Estás listo, sobrino mío. Recuerda, usa esta espada solo en caso de una emergencia.- Dijo señalando la espada.- Concéntrate en ella desapareciendo.- Lo hice, y la espada desapareció convirtiéndose en fuego que se adentró en mi muñeca. Ahora tenía un tatuaje rojo de una espada cubierta de fuego en mi muñeca.