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🌙
— ¿ESTÁS BIEN?
Kira asintió, observando su casa a través de la ventana de copiloto en el auto con Abby detrás del volante. El sol ya se había alzado bien en el cielo cuando llegaron, las manos de la ojiazul aferradas al volante en un gesto nervioso, casi como si tuviera miedo de la respuesta.
—Así que —empezó con lentitud—, ¿todos tus amigos son...?
Abby asintió.
—Sí.
— ¿Y tú eres...?
—Sí —se apresuró a cortarla, nerviosa.
Kira asintió despacio.
— ¿Puedo ver? —le pidió.
Abby la miró, extrañada. Kira mantuvo sus ojos negros fijos en ella, viéndola asentir y cerrar los ojos por un segundo antes de abrirlos y mostrarle el eléctrico color azul en el que brillaban y por un segundo, los ojos amarillentos y rasgados de un reptil fueron visibles antes de parpadear y regresarlos a la normalidad.
—Lo siento, yo no... está sucediendo últimamente y no... no quiero que lo haga porque es aterrador y...
—Me gusta —Kira cortó gentilmente el balbuceo de Abby, deteniéndola antes de que pudiera sumergirse demasiado en un mal estado de ánimo—. Se ven geniales. Quiero decir, los azules también son asombrosos, pero los que parecen de reptil son bastante impresionantes —prometió.
—Yo los detesto —dijo—. Me traen malos recuerdos.
Kira asintió, comprendiendo su punto. Cuando algo te traía malos recuerdos, evitar los pensamientos que se relacionaran a ello era la salida fácil, pero eso nunca le ayudaría a su corazón a sanar.
—Los malos recuerdos también son parte de quienes somos, ¿sabes? —murmuró con tono amable, sonriéndole. Abby la miró con los ojos azules nublados por la tristeza de lo que fuera que le agobiaba, asintiendo—. Tengo que entrar antes de que mis padres se den cuenta de que no volví a dormir. Te veré en la escuela, ¿sí? —se despidió.
Abby le sonrió, despidiéndose con la mano. Kira suspiró una vez que estuvo segura de que no podría ver su expresión al estar de espaldas, sintiendo su corazón acelerado y sus manos temblando no por miedo sino por emoción, entrando silenciosamente a su hogar y escabulléndose a su habitación con una sonrisita tonta deslizándose a través de su boca mientras pensaba que con ojos normales, brillantes o de reptil, Abby era la chica más hermosa que alguna vez había visto.
🌙
La energía ya había sido restaurada en el edificio gracias al generador de emergencia que tenían para el momento en que regresó a casa, se dio cuenta Abby al entrar al lobby, presionando el botón del último piso del elevador y balanceándose encima de sus talones en la espera. Cuando las puertas se abrieron frente a ella, recorrió el pasillo e introdujo las llaves, percatándose del aroma a comida y los ruidos.
