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EN CUANTO el entrenador recobró la consciencia y empezó a gritar, todo se sumió en un espiral decadente que ponía a Abby ansiosa, arrodillada a un costado y usando sus dos manos para ejercer presión en la herida a pesar de que detestaba la sensación viscosa y cálida de la sangre manchándole las manos por los malos recuerdos que esta traía de vuelta a la vida.
— ¡Sáquenmela! ¡Sáquenmela! ¡Sáquenmela! —pidió el entrenador a gritos.
—Entrenador —intentó calmarlo.
—Santo cielo, me voy a morir. ¡Sáquenmela! ¡Me voy a morir!
—Entrenador, no se va a morir —le dijo Stiles.
— ¡Me voy a morir!
—Dolerá menos si deja de moverse —aseguró Aiden.
— ¡Sáquenmela!
—Quédese quieto. Ya viene la ambulancia.
— ¡Sáquenla! ¡Me voy a morir!
Abby levantó la mirada hasta encontrarse con su hermano, mirando después al grupo cernido igual que ellos sobre el entrenador con curiosidad. Jackson asintió.
— ¡Todos retrocedan! ¡Denle espacio al hombre, maldita sea! —exigió a gritos e hizo a todos retroceder con la ayuda de Ethan.
Una vez que la clase estuvo lo suficientemente alejada, Scott comenzó a tomar el dolor del entrenador. Aiden mantuvo una de sus manos en el cuello del hombre, tomándole el pulso para asegurarse de que siguiera viva.
—Creo que se desmayó —murmuró cuando lo notó tranquilo, sus ojos cerrados pero el corazón latiendo y aún respirando.
—Lo pude haber matado. Lo pude haber matado. ¿Y si fuera la cabeza o la garganta? —preguntó Stiles aterrado.
—Pero no lo es, y va a estar bien —prometió Scott.
—Creo que oí una ambulancia —anunció Abby.
—Y a mi papá —añadió Stiles.
Abby apretó ambas manos en puños, resistiéndose tocarlo para no mancharlo con la sangre del entrenador a pesar de que quería brindarle algo de apoyo, concentrándose en los lunares esparcidos por la piel pálida y el color claro de sus ojos para no pensar en la sensación caliente, espesa y pegajosa que le provocaba la sangre en las manos.
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—Ellas se van.
Andrea casi se rió al escuchar a Peter, mirándolo como si fuera estúpido mientras que él la miraba a ella y a Allison. De no ser por qué era el padre de Abby, Andrea afirmaría que es estúpido. O tal vez podía afirmarlo a pesar de eso, pues fue bastante imbécil de su parte abandonarla siendo prácticamente una recién nacida y luego de casi dieciséis años, la jodió con la mordedura. Además de estúpido, mal padre. Andrea conocía bien a ese tipo de hombres desinteresados en sus hijos porque el suyo era así.
