| bienvenida de nuevo a Beacon Hills, abby.
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DONNA WILLIAMS fue encontrada muerta en el baño de su departamento después de una sobredosis de heroína por su hijo de quince años, Oliver Williams, el diez de febrero de 2002. Era una calurosa noche de sábado en la enorme ciudad de Los Ángeles, todas las ventanas del pequeño y mal cuidado departamento en donde vivía con su madre y hermana de entonces siete años de edad, Andrea, abiertas para que el aire corriera un poco.
La policía llenó el reducido espacio pronto, una mujer policía haciéndole unas cuantas preguntas al adolescente. Oliver les contó todo lo que sabía, comenzando por el hecho de que su madre se molestó cuando Andrea intentó abrazarla y la empujó lejos de ella para después ir y encerrarse en el baño, gritándole a él que se largara cuando intentó hablar con ella.
—Entonces, ¿sabías que tu madre se drogaba? —le preguntó la oficial, mirándolo con atención.
Oliver asintió con la cabeza, sujetando firmemente la pequeña mano de Andrea, quien miraba la punta de sus zapatos sin comprender que pasaba. Estaban de pie afuera en el pasillo, algunos de sus vecinos mirándolos curiosamente y comenzando a susurrar entre sí. Para la mañana, seguramente todo el edificio sabría que su madre finalmente había muerto por las malditas drogas y que ellos estaban solos.
—Consumía todo lo que pudiera conseguir. Pastillas, marihuana, heroína... —dijo con tranquilidad, ya acostumbrado a ello porque lo hacía desde que podía recordar.
La oficial asintió, anotándolo en su libreta, mirando luego a la niña para volver la vista al adolescente.
— ¿Tienen con quien quedarse esta noche? ¿Algún familiar?
Oliver negó, encogiéndose de hombros.
—Mi madre nunca habló de su familia —explicó—. Pero sí tenía un... amigo, por decir así —comentó con una mueca, afirmando su agarre en la mano de su hermana—. Sé el número.
—De acuerdo, acompáñenme a la estación. Se quedarán ahí hasta que contactemos al amigo de tu madre.
Oliver asintió, sonriéndole a Andrea cuando comenzaron a caminar, tratando de darle un poco de seguridad. Ella no habló ni una sola vez en el camino a la estación, sentada a un lado de su hermano en un pequeño sofá que tenían en la oficina donde les dijeron que esperaran.
Andrea no recordaba mucho de esa noche, habiéndose quedado dormida después de un rato porque ya era tarde y Oliver siempre la hacía dormir temprano. Despertó sola en la oficina, la puerta entreabierta, permitiéndole ver a un hombre alto y vestido con un traje hablando con la policía de antes y su hermano, luciendo frustrado, su ropa en evidente mal estado y arrastrando las palabras al hablar.
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madness | #2 | teen wolf
FanficEn donde la locura azota Beacon Hills. | TEMPORADA 3 |