ISAAC ENCONTRÓ a Abby sentada en el balcón del primer piso a las dos y media de la mañana con la mirada fija en lo que sea que sostenía entre sus manos, la suave brisa helada moviéndole el cabello negro. Se acercó con cuidado de no asustarla, seguro de que ella ya lo había notado cerca porque era especialmente buena con los olores, y se asomó sobre su hombro para ver lo mismo que ella.
— ¿Quiénes son? —le preguntó, moviéndose para sentarse frente a ella, interesado. Su cabello estaba desordenado y se veía cansado, pero aún así, la miraba con la más pura curiosidad reflejada en sus ojos azules.
—Es una foto de Allison. Bueno, de su padre —aclaró, pasándole la foto y señalando a cada una de las personas mientras les daba nombres—. Son él, su hermana Kate y su otra hermana, Luna. Era la hermana de en medio —presentó—. Además, Luna es... era —se corrigió de inmediato—, ella era mi madre biológica.
Isaac permaneció en silencio unos segundos antes de decir algo, tenso.
— ¿Allison te contó sobre ella?
—No mucho. Ella tampoco la conoció y solo sabe un par de cosas que averiguó por su padre —murmuró—. Es extraño, ¿sabes? Saber que somos familia. Y luego está Derek —añadió—. Sinceramente, no sé qué lado de la familia me sorprende más. Si el lado de los Argent o el de los Hale.
— ¿También te contó sobre Peter? —preguntó despacio, casi temiendo la respuesta.
—Uhm, algo así. Solamente me confirmó lo que yo ya sospechaba —explicó—. Resultó fácil suponerlo. Él nunca fue discreto al respecto —comentó e intentó reír, pero salió más con un bufido—. Allison dijo que no quisieron contármelo porque creyeron que lo tomaría mal.
—Él te arruinó la vida —dijo Isaac despacio.
Abby elevó una de las comisuras de sus labios en una sonrisa triste, sus ojos nublados por la melancolía, reconociendo como suyas las palabras que acababan de salir de los labios de Isaac.
—Sí, definitivamente lo hizo, pero también me ayudó después de que Lydia lo trajera devuelta a la vida después de su cumpleaños. Fue él quien les dijo como salvarme, ¿no? Y aunque es un poco espeluznante algunas veces, se ha mantenido cerca de una u otra manera desde que regresé —musitó—. Sé que quizá estoy viendo cosas donde y de la manera en la que no son, pero yo... siempre me pregunté por él. También por mi mamá, pero mi papá... Él fue quien me dejó —recordó con la voz baja y cargada de lo que a Isaac le pareció nostalgia—. ¿Es demasiado tonto querer, no sé, saber por qué lo hizo?
