17. a true alpha

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| un alfa verdadero.

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— ¿QUÉ FUE lo que encontraste? —preguntó Scott cuando Allison les abrió la puerta de su departamento.

—Es sobre mi padre. Entren —indicó y se hizo a un lado para permitir que entraran.

— ¿Sobre tu padre? —repitió Abby confundida, entrando detrás de ella. Scott la imitó y cerró la puerta detrás de él, siguiéndolas hacia lo que parecía ser la habitación de Allison.

—Sí, mi padre. Estaba revisando sus cajones y encontré esto —explicó, mostrándoles una especie de linterna y oyendo la puerta principal abriéndose—. No se suponía que estuviera de regreso todavía.

— ¿Qué hacemos? ¿Dónde nos escondemos? —preguntó Scott alarmado.

—El armario. Métanse en el armario —ordenó Allison mientras los empujaba hacia el gran mueble a un costado de su habitación—. Y por lo que más quieran, manténganse callados —dijo justo antes de cerrar las puertas frente a ellos.

El interior estaba pobremente iluminado por los rayos de luz solar que se deslizaban a través de las rendijas levemente levantadas, permitiéndoles ver el rostro del otro a la distancia mínima, sus cuerpos pegados debido al reducido espacio.

— ¿Qué estás haciendo? —preguntó Abby en un susurro luego de unos segundos.

—Nada —contestó Scott rápidamente, hablando en el mismo tono bajo.

—Bueno, una parte de ti definitivamente está haciendo algo en este preciso momento —comentó con las mejillas pintadas de rojo, desviando un poco la mirada hacia abajo.

Scott se sonrojó también, avergonzado.

—Lo siento.

—Detente —le pidió, luchando por no reírse.

—No tengo control sobre eso.

—Está bien, entonces me daré la vuelta.

—Sí, totalmente. —Abby se giró con cuidado de no hacer ruido, dándole la espalda, y eso lo empeoró todo, sintiendo como su cuerpo se presiona contra el suyo—. Abby.

— ¿Qué pasa?

—Eso es peor.

Abby se mordió con fuerza el labio inferior para no reírse, encontrando la escena muy divertida. También era un poco incómoda, pero siempre se sentía bien cuando estaba con Scott, como si él fuera la pieza faltante del rompecabezas que intentó armar todo el tiempo en Londres, buscando encontrarse a sí misma de nuevo.

—Lo siento, lo siento —se disculpó bajito, arreglándoselas para volver a estar frente a él—. ¿Así es mejor?

—No, para nada —negó—. Pero supongo que es mejor así.

madness | #2 | teen wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora