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ALLEN ABRIÓ los ojos en cuanto escuchó a su hermano gritar, despertando a mitad de la noche después de una terrible pesadilla. Alejó las mantas de su cuerpo y saltó fuera de la cama velozmente, corriendo directamente a la habitación de su hermano. Stiles estaba erguido en la cama cuando entró, gritando como si la vida se le fuera en ello. Se apresuró a colocarse detrás de él sobre la cama, abrazándolo y arrullándolo para que dejara de gritar.
Habiendo crecido como el mejor amigo de Abby desde que tenía siete años, sabía bien que tan difíciles podían ser las pesadillas. Stiles todavía no le había contado que era lo que soñaba como para despertar gritando de esa forma y él tampoco se había atrevido a preguntar, sin querer agobiarlo. Cuando las pesadillas de Abby comenzaron unos cuantos años atrás, ella no quería hablar sobre eso y Jackson lo respetó, sin insistir ni una sola vez, simplemente protegiéndola durante ese momento de vulnerabilidad que tenía cada noche al despertar.
—Oye, oye. Estás bien. Estás despierto —le dijo a su hermano, deseando sonar igual de convincente que como Jackson lo hacía para Abby desde que eran niños y él se dio a sí mismo la responsabilidad de cuidarla durante ese periodo tan caótico que sucedía al despertar cada noche, llorando mientras era presa del pánico—. Ya pasó. Solo fue una pesadilla. Estás bien. Ya pasó. Todo está bien.
Su padre se acercó a ellos, colocándose frente a Stiles y ayudándolo a ralentizar poco a poco su respiración. Allen no lo soltó en ningún momento, haciéndolo sentir protegido hasta que por fin sucumbió nuevamente el sueño, descansando el resto de horas que faltaban para el sol saliera y diera inicio a un nuevo día.
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Andrea supo que había algo malo con Scott desde el momento en el que lo vio mirar su sombra esa mañana. Bromeó diciéndole que parecía un cachorro, oyendo la risa tensa que su hermano soltó, intentando aparentar que todo estaba bien. A pesar de notar que actuaba de manera extraña, decidió no decir nada y dejarlo ser. Últimamente, su hermano tenía muchas cosas en las que debía pensar después de haberse convertido en un Alfa hace casi un mes, así que seguramente solo estaba dándole vueltas algo y se le pasaría dentro de poco.
—Scott, ¿estás bien? —decidió preguntar al llegar a la escuela, viéndolo con la mirada clavada en el reflejo que le entregaba el visor de su casco.
—Eh, sí —contestó Scott inmediatamente, bajando de su moto—. Es solo que pensé haber visto algo, pero no... no es nada.
Su hermana asintió aún si no le creía, caminando juntos hasta el área de la escuela donde tendrían su primera clase del día hasta que de repente Scott se alejó corriendo, mirando su sombra igual que antes y bajando las escaleras a trompicones.
