16. let the current guide you

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| deja que la corriente te guíe.

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ABBY NO se consideraba a sí misma una persona impulsiva. Desde niña, siempre había sido del tipo miedosa, así que no era capaz de actuar sin antes pensar en ello de forma detenida y lenta. Jackson a cambio, siempre había sido más apasionado, por decirlo de alguna manera. Él era impulsivo, pero Abby sabía mantenerlo al margen mientras que evaluaba la situación antes de actuar.

Ellos siempre habían estado perfectamente equilibrados, funcionando como si de una máquina bien aceitada se tratase, así que estar sin él en la escuela la hacía sentir como si se hubiera sumergido en profundas aguas desconocidas sin siquiera saber nadar.

—Es extraño verte sola, ¿sabes? ¿Dónde están tus amigos? —preguntó Aiden mientras apoyaba la espalda contra el casillero junto al de ella, ambos brazos cruzados encima de su pecho.

—Si este es realmente tu intento por mantener una conversación, déjame decirte que es patético —dijo sinceramente, girando la cabeza para verlo—. Pero como hoy estoy de buen humor, te permitiré tener una segunda oportunidad. Pregunta otra cosa —le incitó, regresando la mirada a su casillero para terminar de organizar los libros que no utilizaría pronto.

—Bueno, ¿qué te parece esto? Te invito a comer esta tarde. Lo que tu elijas, donde tú quieras. ¿Suena bien, no? Es una oportunidad única en la vida. Si fuera tú, diría que sí —dijo juguetón, sonriéndole.

Abby se rió al escucharlo, abriendo la boca para responder pero el estridente ruido de la alarma de incendios la interrumpió. Ambos se cubrieron los oídos, su audición más sensible haciéndolos sufrir.

—Te responderé más tarde, ¿sí? Tenemos que salir —le dijo.

Aiden se rió de ella.

—Qué linda eres —dijo sin vergüenza—. Dime, ¿cuántas veces la alarma de incendios ha sonado cuando realmente es un incendio? Seguramente es solo un simulacro, por lo que puedes responderme ahora.

—Tu argumento suena a algo que diría alguien que está a punto de morir quemado en el incendio —aseguró, cerrando la puerta de su casillero y señalar con la cabeza todas las personas que iban a la zona de evacuación—. Después de ti —le dijo.

Aiden blanqueó los ojos pero asintió, yéndose primero. Abby lo siguió después de tres segundos, deteniendo su andar cuando alguien se plantó frente a ella.

Cora Hale.

—No tienes buen gusto con los hombres, ¿verdad? —preguntó la castaña, mirándola de manera cuidadosa, preguntándose como carajos era posible que ella fuera la hija de su tío Peter.

Abby no le respondió, pretendiendo seguir su camino. Cora se interpuso, obligándola a retroceder en su lugar.

— ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte? —preguntó en un intento por ser amable.

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