Vivo con esta sensación de estar perdida. Vago por la existencia, desolada y con la angustia de que algo me falta. Estoy inundada de lagunas mentales, y no hay absolutamente nada que pueda hacer para remediarlo.
A veces tengo la ilusión de que regresa a mí aquello que perdí, pero no. Y es que ni siquiera sé qué es lo que busco, así que jamás podría encontrarlo.
No me queda más que actuar mi día a día en modo automático, con una sonrisa fingida, y el corazón amargo.
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—Nos traes la cuenta, por favor —pidió Ino al mesero.
—No te preocupes, yo pago —Sakura estaba sacando su tarjeta de crédito.
—Ni loca, tú invitaste la última vez, y sé que las cosas en tu casa no están bien. Así que yo pagaré.
—Ino, créeme, tengo dinero suficiente como para pagar el consumo de todos aquí en el bar.
—¿Qué? ¿De dónde sacaste tanto?
La pelirrosa permaneció en silencio.
—¡Sakura, me prometiste que ya no lo harías!
—Baja la voz —regañó— Deja que te explique. Juré que no volvería a robar y he cumplido. Pero... encontré algo, algo grande.
—Ay, amiga...
—Es una nueva aplicación. Se llama Corazón de azúcar, ¿adivinas para qué es?
—¿Es una app de citas? Como dice "corazón", y el "azúcar" debe ser por... ¡Nooo! —Ino se percató.
—Así es. Si los hombres pagan una membresía, son admitidos en la aplicación y podrán convertirse en "sugar daddies".
—Pero entonces... ¿Tienes uno de esos? ¿No te asusta que sean viejos que puedan hacerte daño?
—Oh, no te preocupes por mí, sino por ellos, les sacaré hasta el último maldito centavo. Es que, Ino, si tú supieras... he visto un lado de los hombres que no conocía. He perdido mi fe en ellos.
—¿En verdad no hay nadie decente?
—Te mostraré los chats, pero te advierto que debes tener un fuerte estómago.
—¿No te repugna meterte con tipos así?
—¿Quién dijo que me meto con ellos?
—Tú. ¿O entendí mal?
—Hmm... —Sakura sonrió— digamos que soy una sugar baby especial.
—¿Especial? —Ino levantó una ceja. Estaba preocupada por la pelirrosa. Desde hacía años que siempre se exponía.
—Sé lo que piensas, que no cuido de mí misma. Pero ya dije que no te preocupes por mí, sino por ellos... Los estafo de manera que protejo mi seguridad, en serio.
—¡¿Estafar?! —gritó.
—¡Ino, baja la voz! Dios, últimamente has pasado mucho tiempo con Naruto.
—Lo siento. Pero, Sakura, esto es muy grave.
—Cuando te explique todo entenderás que no hay forma en que yo salga perjudicada.
—Nunca se sabe cuando puede aparecer algún psicópata que busque venganza.
—No seas dramática...
—¿Y no te da tristeza? O sea, comprendo que sean escorias reprochables, pero aún así, ilusionarlos y luego quitarles su dinero... ¿No te sientes mal?
—Para nada. Solo debes procurar no generar lazos afectivos, no ilusionarte, y todo saldrá bien.
—Oye, no eres Julia Roberts en "Pretty Woman", esto es la vida real, Sakura.
—Y yo tengo absoluto control —Alzó su copa en forma de brindis y bebió lo último que le quedaba— Solo obsérvame.
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Soy Sakura Haruno, y en estos momentos, mi vida es un caos.Lo sé, lo sé, todo el mundo siempre dice eso, en especial cuando se es joven. Pero créeme cuando te digo que estoy perdida.
Llevo años así, navegando en un océano donde no se ve el horizonte.
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Corazón de azúcar
FanfictionDesde temprana edad, Sakura ha sido un absoluto desastre. El colmo llegó a sus 21 años, cuando decidió dedicarse a estafar hombres mayores mediante una Sugar App. Advertencias: contenido 🔞, TCA, mención a enfermedades mentales y suicidio.