Cuando te conocí

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—¿Y entonces? —preguntó Suigetsu.

—Entonces ¿qué?

—¿A quién llevarás a la gala de beneficencia el viernes por la noche?

Sasuke suspiró. Estaba cansado de lo mismo, una y otra vez. Solo quería hacer su trabajo y que dejaran de molestarlo.

—Iré solo, como siempre. Ahora por favor retírate de mi oficina.

—¡No puedes ir solo! ¿No te enteraste? Asistirán los inversores del Grupo Nausicaä.

—¿Y? —El azabache ni siquiera le miró la cara al responder. Estaba sumergido en la montaña de papeles sobre su escritorio.

—Que son ultra tradicionalistas. Causarás mejor impresión al lado de una mujer guapa y presentable.

—No es necesario. Me gusta estar solo, de esta forma he consolidado mi exitosa carrera.

—Sí, pero llega un punto en el que los empresarios necesitan esposa. Además, en este rubro es diferente. Tú querías ser activista medioambiental, pues entonces acata las consecuencias.

—No entiendo...

—Un empresario, serio y amargado, pero con una linda y amorosa familia, que se dedica a salvar la flora y fauna... ¡Amigo eso sí que vende! Todos querrán trabajar contigo porque tendrás la imagen que buscan.

—No, no quiero  —tajante como siempre.

—Hm, ok.

Suigetsu se calló por unos momentos. Esto a Sasuke le sorprendió y agradó bastante. Por fin tenía su anhelado silencio.

Pero por supuesto...

El peliblanco volvió a hablar. No se rendía.

—Me enteré de que tu familia asistirá al evento.

—¿Qué?  —Eso lo descolocó— ¿Quién te lo dijo?

—Tu mamá.

—¿Por qué hablarías tú con mi mamá?

—Es que la llamé para pedirle el número de alguien —dijo desviando la mirada.

—¿Eh? ¿De quién?

—Eso no importa. La señora Mikoto está ansiosa por conocer a la novia que has presumido y ocultado por tantos meses  —Suigetsu dio una gran carcajada con la cara de acongojado que Sasuke puso.

—Mierda, lo había olvidado...

—Es tu culpa por decirle a tus padres que tenías una relación.

—Era la única manera de que me dejaran en paz y no insistieran con que ya estoy viejo y debería casarme.

—Bueno, pues este viernes los tendrás molestando.

—Tsk... —Lo pensó unos minutos. En verdad no quería ser visto públicamente con ninguna mujer en especial, pues inmediatamente aparecería en revistas y los rumores falsos circularían.

No, él odiaba los escándalos innecesarios y odiaba que hablaran de su vida privada. Así que no era una buena idea.

Sin embargo...

Debía admitir que Suigetsu tenía razón, sería mucho mejor juzgado si presentaba a una mujer como su novia formal, solo delante de los inversionistas. Después de todo, tenían en sus manos un proyecto grande y necesitaban toda la ayuda posible.

—Mañana es viernes ¿Dónde conseguiré a alguien de último momento? —preguntó hastiado.

—Tengo amigas que...

Corazón de azúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora