IV

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Sakura

Los rayos del sol me golpeaban en la cara, además tenía sed, tanta que mi garganta se sentía como un desierto. Estiré mi mano para ver si encontraba un vaso con agua al alcance, pero no fue así. Eso era extraño, ya que yo siempre dejaba algún líquido cerca por si me daba sed.

Me senté en la cama, bostezando y abriendo lentamente los ojos.

Un minuto... ¿Por qué todo huele a marihuana? Y ese sillón feo, las paredes con grafiti, una cortina en vez de puerta y cajas de pizza en el suelo... En definitiva esta no es mi habitación.

¿Dónde rayos estoy?

La cabeza me dolía, me masajee la sien hasta que sentí que alguien se movía a mí lado. Me asusté, y grité sin pensar.

—¡¿Qué?! ¡¿Qué?! ¡¿Qué te pasó?!

—Ah, Naruto, solo eres tú... Espera... ¿Por qué estabas durmiendo junto a mí?

—No tengo idea, lo último que recuerdo fue que luego de conversar en el patio, entramos a la casa y bebimos tequila.

—Mierda...

—Hmm... Sakura...

—¿Qué?

—¿De casualidad tú estás completamente vestida?

La pelirrosa verificó por debajo de la sábana.

—Me faltan los pantalones, pero tengo ropa interior puesta.

—Okay, eso es bueno...

—¿Por qué preguntas?

—Jeje, es que... al parecer estoy completamente desnudo.

—Oh... ¡Oh! Cielos... Pero, eso significa que tú y yo...

—¡No! no creo...

—¿En verdad no recuerdas nada?

—Te lo juro, Sakura. Creo que me desmayé o algo...

No, no, no, no, no... Por favor, Dios mío, que no haya pasado nada entre Naruto y yo.

Abuelita, si estás ahí y me escuchas, por favor, ayúdame...

—¡Ajá! Mis pantalones y calzoncillos están mojados, eso explicaría por qué estoy desnudo.

—¿Pero y por qué yo estoy sin pantalones?

Me levanté, tomé los que parecían ser mis jeans y me di cuenta de que también estaban mojados.

—Creo que me pasó algo similar...

—¿También te orinaste?

—¡¿Qué?! ¡No! Mis pantalones se mojaron con tequila.

—Ah, sí, eso fue exactamente lo que me pasó a mí.

—Eres tan asqueroso... —Comencé a vestirme como pude.

—Bueno, al menos no le fui infiel a Gaara.

Es cierto, al menos ninguno de los dos fue infiel. Gracias abuelita...

Sin embargo, me siento culpable.

—Por fin despertaron, ya los hacía muertos —Shikamaru llegó— Ustedes dos sí que dieron un espectáculo anoche. Pero descuiden, soy buen amigo y los traje a mi habitación antes de que cometieran un error.

—Gracias, viejo. Te debo una —Narutonto se estaba envolviendo con una sábana como si fuese una toga.

—Sí, aunque... Cuando los dejé aquí, y justo antes de que ambos cayeran inconscientes por el alcohol, creo que se besaron.

—¡¿Qué?!

—¿Estás seguro de eso? —pregunté alterada.

—No lo sé, estaba oscuro y yo había fumado mucho. Pero sí, eso me pareció ver. Como sea, fue solo un beso, a nadie le importa.

Vi la expresión de Naruto y supe que la habíamos cagado en grande. No importaba si era un beso o dormir juntos, era el hecho de haber faltado la confianza de nuestras respectivas parejas.

Salí corriendo de la casa, no me preocupé de decir adiós.

Me subí a un taxi con dirección a mi casa, y saqué mi celular para avisarle a mi mamá que ya iba en camino.

Pero...

Un mensaje nuevo de Sasuke:

No quiero separarme de ti.


Era un mensaje sencillo, preciso y conciso, pero que ocultaba mucho significado.

—Disculpe —le hablé al taxista— Cambié de opinión. Quiero ir al Sanatorio Mental Konoha, por favor.

Mientras lloraba, tomé una decisión.

Al cabo de 10 minutos, el chofer me dejó afuera del hospital. Pagué el viaje, y me bajé rápidamente. Caminé como un caballo, con la vista fija en el objetivo.

—Buenas tardes —me acerqué al mesón central y me dirigí a la recepcionista.

—Buenas tardes, bienvenida a la Clínica Psiquiátrica del Sanatorio Mental Konoha, donde nos importa tu bienestar como en ningún otro sitio. Yo soy Helen, ¿en qué puedo ayudarte? —su voz era tan aletargada...

—Hum... Hola, Helen. Yo soy Haruno... Sakura Haruno.

—¿Cómo podemos ayudarte, Sakura? —ella no me estaba mirando. Pero cuando se dio cuenta de que no respondía, me observó— Linda... ¿estás bien? ¿Qué necesitas?

—Yo... quiero internarme. Quiero ingresar inmediatamente.

Corazón de azúcarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora