Más Allá De Las Luciérnagas

Capítulo 29

                         Enfrentamiento.

Estaba en una playa disfrutando del sol y la brisa que está brindaba, hasta que la fastidiosa alarma sonó, despertandome de un solo golpe.

—No te lanzo por la ventana porque me dueles-le hablé a mi celular, volví a rescostar la cabeza en la almohada. No sé porqué pero sentía que hoy sería un día largo.

Después de meditarlo mucho, mis pies me ayudaron a salir de mi cama aunque con mucho pesar. Tomé una ducha para luego bajar. Escuché algunas voces extras a nuestra familia, una era conocida.

《Esperemos que no sea quién creemos》

Esperemos.

Caminé tranquilamente aunque el corazón ya me estaba martillando el pecho, quería equivocarme pero no lo hice. Reconocí su voz, su asquerosa voz. Me asomé para que nadie pudiera verme, Guillermo, Lúcas, papá y Vladimir se encontraban hablando animadamente mientras jugaban cartas.

—Teníamos tiempo sin hacer esto–dijo Guillermo bebiendo un poco de Whisky– Lúcas, tu padre, harrys  y yo hacíamos muchas travesuras–recordé la anécdota de mi padre confirmando sus palabras

—La verdad es que si–concordó papá.

Veo que solo es una reunión de viejos amigos, ¿pero que papel juega Vladimir allí?

—También con Vladimir, siempre prestaba su casa para las fiestas grandes. Cada que Elijha salía aprovechabamos–contó papá.

—Mi padre casi nunca se enteraba y cuando lo hacía me mandaba a una escuela militar–río Vladimir–nunca duraba en una de ellas gracias a mi madre.

—Recuerdo que una vez nos iban a enviar a todos–todos rieron aunque Lúcas solo sonrió.

Seguía escuchando charlas triviales hasta que Leo me asustó y caí al suelo llamando la atención de todos.

—Joder Leo–susurré, este simplemente huyo como un cobarde.

《Me vengaré》

—Farid–llamo mi padre.

¿Hasta cuando seguiré viviendo este tipo de vergüenzas?

Me levanté recogiendo nuevamente mi dignidad. Guillermo me miró como si me estuviera reconociendo

—Albert, ¿ella es tu hija?.

—Si–puso cara de sorpresa.

—¡Joder! Si que has crecido–se levantó hasta quedar unos cuantos pasos de mi–¿no recuerdas a tu tío Guillermo?.

Lo miré intentado hacer memoria pero nada, mi cara de confusión lo hizo reír.

—Claro que no me recuerdas eras muy pequeña cuando te conocí. Ahora mírate, toda una mujer–me miró con orgullo.

—Los hijos crecen demasiado rapido–papá habló.

—O nosotros nos ponemos viejos muy rapido.

Esto es raro, inevitable miré de reojo a Vladimir. No había inmutado ninguna palabra y agradecía por eso.

—¿Quieres unirte a la partida?–lo pensé, no quería pero debía, así conoceré su personalidad

—Claro–me senté al lado de mi padre, lejos de Vladimir. El juego comenzó moviendo la cartas de manera aleatoria para proceder a repartirlas.

—¿Sabes jugar esto?–preguntó Vladimir–no tienes cara de que sabes hacerlo.

—Pruebame–alcé mi rostro.