Capítulo 2

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—Un gusto —dije con una sonrisa—. Me llamo Thomas Brodie-Sangster.

—El gusto es mío, Thomas, ahora volvamos de regreso a la superficie.

—¿Y cómo? —pregunté mirando el cielo a través del agujero.

—Pos por donde entrados, duh —sacó la lengua y juntó sus manos a la altura de mis rodillas—. Anda, sube.

—Ah... ¿estás seguro?

—Totalmente, sube.

Coloqué mi pie sobre sus manos y me apoyé en sus hombros para no caer, luego él subió y logró ascenderme hasta arriba; con algo de asco, toqué el suelo lleno de tierra y me ayudé de la poca fuerza que tenían mis brazos para subir. Una vez arriba sacudí mis manos con desagrado y nuevamente caminé hacia el hoyo.

—¿Te ayudo?

—Por fi —me enseñó un puchero muy tierno desde abajo y solté una risita.

Con los pies firmes sobre la tierra, descendí mi cuerpo para estirar mis manos hacia Dylan y de esta forma subirlo. En cuanto las tomó, sentí cierta textura reseca, sus manos no eran tan suaves como esperaba y de hecho me generaban cierta incomodidad. Con todas mis fuerzas, intenté dar varios pasitos hacia atrás para ayudarlo a subir, pero era imposible, Dylan era demasiado pesado y no podía solo con mis débiles brazos.

—Esto no está funcionando —en cuanto musitó eso, se soltó y cayó nuevamente adentro—. Busca una cuerda, debe haber una por ahí.

Giré mi cabeza hacia varias direcciones y celebré internamente en cuanto vi una soga sobre un montón de heno, así que caminé hacia ella y la tomé, sin contar con que esta estaba llena de arañas bebé, las cuales comenzaron a correr sobre mi mano.

—¡AAAAAAAAAAAAH! —chillé mientras sacudía mis manos con rapidez y las golpeaba fuertemente contra mis piernas.

—¿Thomas? ¿Qué ocurre?

—¡ARAÑAS, ARAÑAS AAAAAAAAH! —comencé a saltar con desesperación por todo el campo a punto de llorar.

—¡Son solo arañas! ¡Trae la cuerda!

—¡No! —grité desconcertado sin dejar de mirarlo.

—¡No podré salir si no me lanzas la cuerda! ¡Anda, solo son arañitas!

Miré al cielo con terror y volví a caminar hacia la cuerda, aún había rastros de esas pequeñas criaturas horrorosas, tragué saliva y me acerqué aún más. Afortunadamente encontré un palo muy grande a mi lado, por lo que lo tomé y comencé una lucha contra esos pobres insectos, golpeé la cuerda con aquel trozo de madera hasta que no vi algún rastro de arañitas. Rápidamente tomé la soga con mi dedo pulgar e índice y se la llevé a Dylan, la arrojé y volví a sacudir mis manos frenéticamente.

—Pobres arañitas —Dylan negó con la cabeza—. Ata la cuerda a algo para que pueda subir, por fi.

—Ok —aun temblando, obedecí, hice un nudo alrededor de un poste, lo suficientemente fuerte como para que Dylan no cayera.

En menos de un parpadeo, vi al muchacho subir poco a poco hasta que su cuerpo estuvo completamente afuera, se levantó y sacudió su ropa, ahora que lo veía bien gracias a la luz de la luna, pude notar que su atuendo no era el mejor del mundo, estaba sucio y rasgado, parecía ropa sacada de la época pasada.

—Fácil, ¿no? —soltó una carcajada en cuanto rodé los ojos.

—Ufff sí, como tú no peleaste contra una familia de arañitas bebé.

—Algún día una vaca puede perseguirte, así que debes estar preparado.

—Eso jamás pasará, Dylan, viniendo de mí no lo creo.

We're millionaires (Dylmas) / Precuela de Dos Tontos Y Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora