Capítulo 7

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—¡Buenos días, Thomas! —un grito hizo que mis ojos se abrieran de par en par, encontrándome a un Dylan cambiado, bañado y peinado abriendo las cortinas de mi cuarto.

—¿Qué? ¡Dylan, son las cuatro de la mañana, por Dios!

—¡Y tenemos que estar allá a las cinco, tontito! ¡Así que vístete!

***

—¡Las ruedas del camión girando van, girando van, girando van! —cantaba el castaño muy alegre mientras íbamos en el auto de papá de camino al colegio.

—Al parecer alguien está muy emocionado —comentó mi padre con una sonrisa mirándonos por el retrovisor.

—¿Bromea, Señor Sangster? ¡Estoy que exploto de la emoción!

—¡Así debe ser, muchacho! Deberías aprender de él, Brodie.

—Silencio, papá.

—¿Brodie? —interrogó Dylan.

—Mi segundo nombre, pero ojo —coloqué mi índice delante suyo—. No te atrevas a llamarme así, solo mis padres pueden hacerlo.

—Iba a decirte que es un nombre bonito, pero si te incomoda, no lo diré —me guiñó un ojo y no dijimos nada más hasta que llegamos al aeropuerto.

***

Dylan no dejaba de emocionarse con cada cosa que miraba en el aeropuerto, su inocencia y emoción eran tan grandes como la de un niño pequeño en una juguetería, y no lo culpo, al ponerme en sus zapatos, sé lo grandioso que debe ser para él algo como esto, lo cual yo hago como cuatro o cinco veces por año. Tres minutos de caminata después, logré visualizar a mi grupo del internado, esos idiotas pesados y Kaya con su vecina Lily, quienes aguardaban a que los maestros dieran el mandato que nos llevaría hacia el avión y posteriormente a Hawaii. Al verme caminando hacia ella, Kaya sonrió de oreja a oreja y corrió contenta hacia mí para darme un abrazo de oso, algo muy característico de ella.

—¡Tom, viniste! ¡Creí que cambiaste de opinión!

—Solo nos retrasamos un poco, es todo.

—Sí, porque cierta persona no quiso levantarse —Dylan apareció de repente a nuestro costado.

—Tu debes ser Dylan, ¿no? —habló Kaya mientras lo analizaba detenidamente.

—Sí, soy hijo de los millonarios O'Brien.

En seguida, mi amiga soltó una carcajada.

—Conmigo no aplica esa mentira, chico. Sé que eres pobre, pero tranquilo, guardaré el secreto con los demás para que no vean mal a Tom.

Al notar la incomodidad en el rostro de Dylan decidí intervenir.

—Kaya, no quiero que hagas burlas del asunto, ¿ok?

Su rostro juguetón pasó a ser completamente a sorpresa.

—¿Desde cuándo tú defiendes a los pobres? —dicho esto, se alejó de ambos.

Giré para mirar a Dylan y sentí tanta vergüenzaal ver sus ojos llenos de incomodidad y tristeza, en ese momento me arrepentí totalmente de haberle contado a Kaya sobre la situación de Dylan.

—Discúlpala, está algo tonta —él bajó la mirada—. Oye, nadie tiene el derecho a hacerte sentir mal por lo que eres, ¿ok? Hablaré con ella y le diré que se disculpe.

—No, está bien déjalo así —dijo levantando la mirada—. De todos modos ya estoy acostumbrado, ¿vamos al avión?

Mi respuesta fue únicamente un asentimiento de cabeza y una ligera palmadita en su espalda, dándole a entender que dejara de preocuparse por eso.

We're millionaires (Dylmas) / Precuela de Dos Tontos Y Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora