Capítulo 34

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Abrí los ojos en cuanto sentí una sacudida. De inmediato me incorporé al sentir un terrible dolor en mi cabeza, la cruda me estaba afectando. Fruncí el rostro al ver un lugar completamente diferente a la habitación. Giré mi cabeza hacia varios lugares, hasta que me di cuenta de que ¡seguíamos en el bar! Rápidamente me incorporé y caminé lentamente entre todos los cuerpos de mis amigos que aún dormían profundamente. Con mi mirada buscaba atentamente a una persona en particular, mas solo encontré a su acompañante tendida en uno de los sofás del lugar. Vi a Ki a un lado, así que decidí acercarme a él para despertarlo.

—Ki, despierta —dije sacudiéndolo.

—¿Mmmm? —apenas abrió sus ojos de alcancía—. ¿Qué pasó, mamá?

—¿Dónde está Thomas?

—¿El guero? —asentí—. No sé, déjame dormir.

Rodé los ojos y dejé su cuerpo tirado ahí y comencé a caminar a lo largo de todo el lugar, girando mi cabeza a cada instante para buscarlo, tenía miedo de que se hubiera perdido y haya salido ebrio a la calle.

Pero cuando vi un cuerpo delgado tirado en el suelo debajo de una mesa, sentí que volvía a nacer. Ahí estaba él, babeando y con sus ojitos cerrados. Rápidamente me acerqué a él y acuné su rostro entre mis manos, acariciando sus mejillas con dulzura para despertarlo tranquilamente. Sus ojos se abrieron lentamente, estaban rojos y muy desorientados.

—Tommy... —susurré para no despertar al resto.

—¡Dyl! —chilló y de inmediato cubrí su boca.

—Shhhh, no hagas ruido, debemos regresar al internado.

—¿A darnos besitos? —preguntó haciendo puchero.

—Todo lo que tú quieras, pero ya vámonos —tomé sus manos y tiré de ellas para ayudarlo a levantarse, sin embargo, una vez arriba, cayó contra mí, con suerte alcancé a atraparlo.

—Perdón, perdón, es que todo me da vueltas —dijo abrazándose a mi cuello, era obvio que aún no se le pasaba la borrachera.

—Tranquilo, yo te ayudo.

—¡Dyl, Dyl, Dyl! —gritó mientras se detenía

—Shhhh, ¿qué pasa?

—¡Está pasando un terremoto! ¡Todo se mueve a mi alrededor! —entonces comenzó a llorar mientras me abrazaba.

—Tommy, estás borracho y las cosas dan vueltas por el alcohol, ¿ok? Todo está bien, no dejaré que te pase algo.

—Gracias, Dyl —besó mi mejilla—. Te quiero.

Una corriente helada atravesó mi cuerpo, entonces lo miré, sus ojos hablaban por sí solos y demostraban verdad absoluta. Una leve sonrisa se formó en mi rostro, me sentía completamente feliz al escuchar esas palabras salir de su boca, mejor aún porque sabía que estaba borracho y los borrachos siempre decían la verdad. Me perdí en sus ojos un segundo y llevé mi mano hacia su rostro para acariciarlo con dulzura y sin quitar la sonrisa de estúpido que traía por su culpa. La felicidad y satisfacción me abrumaban, no podía pedir más además de escuchar un "te quiero" de la persona más dulce del planeta, y yo tenía la dicha de escuchar esas palabras, porque eran para mí, no para ella.

—Yo también te quiero, cielo —dije dejando un rápido beso en su frente—. Pero no lo digas tan fuerte, porque tu novia puede oírnos.

—Que se vaya a la mierda —no pudimos evitar reír.

Salimos a tiempo del bar sin levantar sospechas ni ser vistos, caminamos hasta la parada de bus y esperamos hasta que un autobús pasara, eran las ocho de la noche y aún teníamos tiempo.

We're millionaires (Dylmas) / Precuela de Dos Tontos Y Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora