Capítulo 9

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Dylan:

El humo del cigarrillo salía por mis fosas nasales y las lágrimas caían de mis ojos.

Ya estaba acostumbrado a la discriminación por ser pobre, pero esto, joder, era muy doloroso para mí, la gente es mala, la gente juzga y te hace daño sin saber por lo que estás pasando, nadie se toma un momento para ponerse en los zapatos del otro.

Creo que el único que intentaba comprenderme era Thomas, a pesar de que sus costumbres de riquillo lo hacían un engreído y antipático, sin embargo, a pesar de eso podía aguantarle todos sus caprichos y su comportamiento. Con solo ver sus ojitos podía tolerar cualquier cosa de él, su rostro era similar al de un ángel apenas caído del cielo que podía admirar todos los días. No solía creer en el amor a primera vista, pensaba que eran estupideces, pero cuando lo vi por primera vez llegué a pensar lo contrario.

Nunca pensé que enamorarme de un Sangster me llevaría a esto, humillación y constante dolor, adoraba pasar tiempo con él, de hecho, olvidaba todo lo malo que pasaba en mi vida cuando estaba a su lado, pero las personas que lo rodeaban me incitaban a alejarme de él.

¿Alejarme? Maldición si los días que intenté hacerlo no podía dejar de pensar en él y su cara de angelito caído del cielo, era un infierno no verlo.

—¡¿Dylan?!

Oh no, ahí estaban las mariposas de nuevo en mi estómago, debo ser fuerte.

—¡Dylan! ¿Dónde estás?

Muy tarde.

Giré mi cabeza y lo miré a lo lejos con su cabeza girando hacia varias direcciones, probablemente buscándome desesperado, decidí salir de mi escondite y caminar lentamente hacia él.

—Hola —susurré parándome delante de él, de inmediato pegó un grito ante mi aparecimiento repentino.

—¡Aquí estás! —exclamó con su característico brillo en sus ojos marrones y corrió a abrazarme, de inmediato una corriente recorrió mi cuerpo—. ¿Estás bien? —me miró y yo inmediatamente limpié mis ojos, diablos, había olvidado que estuve llorando—. Ay no, no llores, no valen la pena.

—Ya pasó, descuida —me separé de él un poco para darle una calada a mi tabaco y soltar el aire lejos de él, no quería tirarlo encima suyo.

—¿Fumas? —me miró asustado y yo asentí—. ¿A tan temprana edad? ¿Sabías que puedes dañar tu sistema respiratorio?

Entonces reí y tomé su mano para llevarlo afuera a caminar, lejos de toda esta gente riquilla que tanto odiaba.

—No comiences con tus cosas de nerd, Thomas —le sonreí y él me miró enojado—. Ya sé que apenas tengo dieciséis, pero me gusta, ¿qué puedo hacer? Dejarlo jamás.

—Cuando seas adulto sufrirás cáncer de pulmón.

—Pues digamos que el futuro no me importa tanto —me levanté de hombros y solté un poco de humo en su cara, reí al ver su expresión, ese hombre era una ternura en persona.

—Bueno, allá tú.

—¿Quieres un poco? —le pregunté mientras me recargaba en una de las paredes de afuera del hotel y le extendía el cigarrillo, de inmediato me miró indeciso—. Anda, no es nada del otro mundo.

—¿Y si me enfermo?

—Por Dios, Thomas, una vez al año no hace daño, ¿o tus papis no te dejan? —esa frase fue el detonante para que Thomas se enojara y tomara valor.

—¡Dame eso! —entonces tomó el cigarro y lo miró raro—. ¡¿Cómo fumo esta cosa?!

Mis carcajadas no tardaron en aparecer, Thomas era inocente, pero a veces se pasaba de la raya.

We're millionaires (Dylmas) / Precuela de Dos Tontos Y Un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora