-Una oleada más- 29/11/22

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—Marzo 21—

Freezer- Oye, ¿Donde se ha metido Vegeta? Desde hace un mes no se aparece. —Preguntó a Goku, deteniéndole en la cafetería—

Goku- Bueno, por un par de cosas terminará la Universidad el año que viene.

Freezer- Cuando dices; "un par de cosas", ¿Te refieres a un embarazo? — cuestionó nuevamente mientras cruzaba los brazos—

Goku- Nunca dije eso.

Freezer- Vamos, es demasiado fácil saber cuando un Omega está embarazado. Yo lo noté una semana después de la fiesta, y por ello concluí que es hijo tuyo, ¿verdad?

Goku- No...

Freezer- —sonrió— No sabes mentir. Bueno, supongo que lo mejor que puedo hacer es felicitarte; ya que por fin formarás una familia con el omega que te gusta.

Goku- No-no me gusta.

Freezer- —Giró sobre sus talones y empezó a caminar— Malo para mentir, disimular y fingir.

...

—Un mes después—
Abril 4

Varado en el tránsito de un sábado por la noche. 

La una y media de la mañana, apenas regresaba de su arduo trabajo.

Sus dos manos pegadas al volante dolían debido a un par de ampollas y cayos que salieron en el transcurso de esas pocas semanas.

Sus párpados pesaban, pero se acostumbró a esa sensación, además, aún debía terminar un pequeño proyecto para la universidad.

Le dio otro trago al café frío que compró, el calor en su cuerpo era demasiado.

Su respiración un tanto agitada y entrecortada, manteniendo la boca abierta mientras inhalaba y exhalaba, no podía hacerlo por la nariz.

Un par de gotas de sudor cayeron desde su sien y nuca, mojando su caliente piel.

Desesperado desabotonó su camisa hasta la mitad de su abdomen.

Bajó las cuatro ventanillas del auto, haciendo que todo el aire ventilara su cuerpo.

El tráfico después de minutos corrió nuevamente, arrancó el auto y siguió rumbo a su hogar.

—Llegó, con el pasar del tiempo su calor aumentó.

Salió del vehículo y recibió la fría brisa; típica de todas las madrugadas.

Sonrojado, seguía respirando por la boca. Caminó, con su mochila cubrió su voluptuosa entrepierna y entró al edificio. No entendía lo que le sucedía.

La recepcionista de cambio de turno le saludó, aunque rápidamente notó el celo de un alfa. Preguntó si necesitaba algo, teniendo de respuesta un no.

—El elevador llegó hasta el final.
Salió y sin saberlo dejó ir una oleada de sus feromonas, fuertes y capaces de inundar ese extenso corredor.

Abrió la puerta del departamento, las luces apagadas y lo único que brillaba eran sus amarillentos ojos.

Dejó tirada cerca de la puerta su mochila y fue directo a su habitación.

Perdido en tu Fragancia -Especial Navideño-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora