[Extra 6]

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—10 años despúes—

Salió de trabajar...
Pese a ser el subdirector de una exitosa empresa prefirió seguir trabajando en las cargas. Llenando supermercados y haciendo un par de mudanzas.

Fue donde mejor se acomodó su persona a un estilo de trabajo que no involucraba cuentas, cerebros y casi que dictaduras.

La brisa era fuerte; empezando a llegar a una lluvia de invierno.

Apagó su cigarrilo contra la pared húmeda a su costado izquierdo, mojando su brazo tinteado y escuchando las brasas chispar entre las gotas.

Se colocó su sudadera en la cabeza, cubriendo apenas su cabello para seguidamente salir caminando al estacionamiento.
Buscando su camioneta entre el gran lugar vacío.

Goku- Quiero chocolate caliente... —Comentó entre la soledad del entorno.—

La lluvia se arreció. El sonido golpeó con todo, formando la relajante y abismal melodia lluviosa.

Metió su mano entre el bolsillo de su camiseta, una que queda justo encima de su pectoral derecho.
Presionó el interrumptor pequeño de las llaves de su auto, y este, a unos dos metros, hizo un leve pitido de tres golpes.

Se acercó corriendo, pues ya lo había encontrado.
Elevó la manija de la puerta del piloto, y la abrió.

Sus oídos escucharon a lo lejos el chillido de unos animales casi en coro.

Se volteó, dejó abierto, y cerca del otro extremo había un contenedor de basura alumbrado por el foco viejo del estacionamiento.

Se dirigió ahí.
El sonido de chillido fue más perceptible.

Goku- Son perritos...

Predijo y se agachó al estar completamente cerca.
Movió las bolsas de basura, y una caja húmeda y rota estaba tras el contenedor.

Una madre callejera leopardada y cinco cachorros blancos como la nieve. ¿Una camada abandonada o una cachorra abandonada hace tiempo?

De cualquier forma, estaban solos en esa fría noche.

Goku- Maldición... Ahora no los puedo dejar ahí.

Se comentó a sí mismo.
Quitó la sudadera de su cabeza y se las echó encima a los caninos.
La madre le gruñó y él sonrió para despúes decirle: "tranquila, no te haré nada malo..."

La perra lo aceptó.

Cargó la caja, estaban pesados entre todos.

Goku- Pobres bebés... Vegeta se va a enojar, pero no los puedo dejar aquí...

...

¡Papá!— Gritó aquel niño de diez años cumplidos hace dos meses.
De estatura mas allá de la promedia para su edad.
De un cabello tan rebelde como el de sus dos padres.
Y de un rostro tan parecido al de su madre. Pero con una sonrisa tan ingenua como la del alfa.

Goku- Mi amor. —Saludó solo metiendo la cara por la puerta.—

Vegitto- Entra...

Goku- ¿Donde esta mamá?

Vegitto- Haciendo chocolate... ¿Por qué?

Goku- Traigo una sorpresa....

Vegitto- ¿Y no quieres que le vea?

Perdido en tu Fragancia -Especial Navideño-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora