Capítulo 17

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Capítulo 17
The Blue Lake

Dos semanas después.

Hoy es sábado. Por la mañana, no tenía muchas ganas de hacer algo productivo, así que me dediqué la mayor parte del tiempo viendo una serie de Netflix. Después de comer y ayudar al novio de mi madre para arreglar su coche, salí a correr.
Tenía claro que esta vez iba a hacer un recorrido largo. Me hice una coleta alta, cogí una mochila para meter una botella de agua y alguna cosa más y me puse mi auricular enchufado al móvil para escuchar música electrónica.

Me estaba empezando a gustar esto de correr, sentir que eres libre por un momento. Corriendo, dejo que el tiempo despierte mis sensaciones.
Decido no ir a un lugar específico, que sea lo que Dios quiera.

El recuerdo de la fiesta en la playa me viene a la mente. Sonrío involuntariamente al recordar el beso con Alan. Cómo encajábamos perfectamente, sus caricias tan deseadas para mí. El despertar y darnos cuenta ambos que hemos dormido abrazados. Sus ojos verdosos que me hipnotizan cuando se centran en los míos. Anhelo todo eso.
Desde de aquel día, todo ha estado... Normal.

No me ha ignorado pero tampoco me ha besado. ¿Se habrá arrepentido? No he querido hablar con él sobre ello puesto que no somos nada, no sé si para él aquel beso significó algo. Una parte de mí cree que sí. Yo, por mi parte, todo ha sido verdadero. Y creo que me está empezando a gustar. Pero me da miedo, me da miedo volver a empezar una relación. Que me enamore como lo hice con Alexander y después me engañen y vuelva a sufrir. No quiero eso.

Mientras voy andando por la acera, los coches pasan. Uno de ellos disminuye la velocidad cuando pasa por mi lado y el conductor me grita:

—¡Tia buena!

—¡Gilipollas!—le saco el dedo. Y, cuando creo que va a parar el coche y bajarse, no lo hace, continúa conduciendo y acelera, acelera demasiado. Tanto, que sobrepasa el límite de velocidad de esta carretera.

Imbécil

No sé por qué hacen eso. Algunas chicas de mi instituto hubieran gritado "¡Tú también guapo!" pero yo no soy así. Me desagrada muchísimo aunque, por esta vez, me permito no molestarme, que me digan que estoy buena cuando estoy con un aspecto horrible, sudada y con algunos mechones sueltos de la coleta, pues tampoco está mal.

No es el mejor día para correr.
Se nota que ya estamos un poco más cerca del verano y el sol calienta bastante aún estando todavía rozando la primavera. 
Miro si hay coches antes de cruzar la carretera para dirigirme a la sombra que acabo de ver.

Cuando veo un banco a lo lejos, corro más rápido hasta llegar a él.

Un descansito nunca viene mal

Me siento de golpe y dejo caer mi cuerpo agotada. No sé cuánto llevo corriendo pero me parece una eternidad. Saco de mi mochila la botella de agua y bebo. Solo le doy unos tragos porque sé que me la voy a gastar entera y la voy a necesitar.

Cuando estoy descansada, vuelvo a lo mismo. Continuo corriendo por el mismo lugar. Ahora no pasa ningún coche y lo agradezco porque sigo teniendo miedo de las furgonetas negras.

Sin darme cuenta y sorprendida, veo a lo lejos el cartel de la ciudad.

"Bienvenidos a Norlot"

¿Cómo es posible? ¿Tanto he corrido?

En el trayecto en coche el recorrido me parecía bastante largo.

Estoy por dar la media vuelta y volver por donde he venido pero pensándolo bien, podría investigar la ciudad.
No voy a visitar a los abuelos porque como se enteren ellos y mi madre que he venido desde el pueblo hasta aquí sola y corriendo, igual no salgo viva.

El Misterio Detrás De Él(COMPLETA✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora