05. Siempre se aprovechan

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Min Yoongi


Miro con atención la figura que, pequeña mucho más que yo, se cierne en su asiento como si quisiese ser invisible ante los demás.

¿Qué le pasa?

—¿Qué miras? —la voz de Hoseok cuestionando al respecto me hace volver la mirada hacia él—. Oh, ya veo —dice nada más, siguiendo el curso anterior de mi mirada.

—Claro que ves, tienes dos ojos sanos para hacerlo.

Registro las esquinas de mi mochila y saco dos mandarinas de allí, le tiendo una Hobi y él no duda en aceptarla, su lema de "todo lo gratis es bien recibido" siendo aplicado en este momento.

—Haré como que no estás evadiendo el tema deliberadamente —menciona comenzando a retirar la cáscara de la fruta—. ¿Entonces?

—¿Entonces qué?

Llevo uno de los dientes de la mandarina a mi boca y me deleito con el dulce sabor.

Hace poco leí que en la dinastía Joseon —y las anteriores a esa— solo los ricos y de altos puestos podían obtener frutas como estas. La mandarina era una fruta muy cotizada entre los habitantes, y para poder adquirirla, técnicamente, había que vender un riñón.

—Uhmm, omitiré esta parte e iré directo al grano. ¿Te gusta la presi del salón?

—Vaya, directo y sin anestesia.

—Ya me conoces.

—Si siempre te trabas para hablar y le das más de diez vueltas al mismo asunto antes de soltar lo que sea que quieras decir —señalo—. Y respondiendo a tu pregunta, no, no me gusta la presidenta del salón —indico, remarcando el cargo de la chica.

—Si tú lo dices.

—Recuerda que soy el vicepresidente, Ho.

—¿Y eso qué tiene que ver aquí?

Estoy por decir algo más, pero Namjoon aparece de repente. Aunque no tan de repente, puesto que la clase no tarda en empezar. Solo nos hace falta que llegue el maestro.

—¿Qué te pasó?

La pregunta brota de mis labios de manera automática. Supongo que su gesto asustado y rostro pálido me hacen percatarme de que no está bien. Hoseok se levanta de su lugar, que es el que Nam siempre ocupa, y le hace tomar asiento. No sé de dónde saca una botella con agua, pero la abre y se la tiende para que beba de ella.

Varios segundos después, en los que ha recuperado la regularidad en su respiración, nos mira y habla sin parar.

—Venía en el autobús porque no quise ser traído por el señor Choi —ese es el chófer de su familia—. Estaba distraído pensando en esto y aquello, y de un momento a otro escuché gritos. Cuando me volteé a ver, estaban asaltando.

¿Un asalto en un autobús en Corea del Sur? Bueno, la delincuencia cada día está peor.

—¿Te quitaron algo?

Niega.

—¿Entonces? Dinos ya qué pasó —ordena Hoseok, su tono un tanto desesperado y asustado por lo que pudo pasarle a nuestro amigo.

—El ladrón que iba en la parte trasera apuntó con su arma a una señora que venía con sus hijos; me asusté y temí por ellos, por lo que no pude evitarlo y...

—Y te opusiste al ladrón —asiente.

Suspiro.

—¿Te apuntó?

—Poco le faltaba soltar el gatillo —ríe sin gracia y con los nervios aún a flor de piel—. Para que no hiciese nada le di todo el dinero que traía a la mano, mi reloj y una de las tarjetas de crédito que suelo cargar.

—Pero...

—Está bloqueada desde ayer —otra risa sin gracia.

—Diablos, Nam. Debes de tener más cuidado —dice Hoseok recostandose en el espaldar de su asiento.

—El lado positivo de todo esto es que ni tú ni aquella mujer sufrieron ningún daño —señalo.

—Sí —suspira.

La maestra Jo finalmente hace acto de presencia y empieza a hablar sobre lo controversial que fue la Segunda guerra mundial, el cómo afectó a nuestro país y demás. Luego se salta de tema y empieza a contarnos sobre las causas que llevaron a la división de Corea hasta convertirlas en Norcorea y Surcorea.

—Necesitaré un voluntario que me ayude con las diapositivas para la próxima clase —comenta de repente. Levanto la mirada y encuentro varios pares de ojos sobre mí.

Mi interior gime con molestia al entender lo que desean.

—Que lo haga Min —dice alguien, no puedo distinguir de quién se trata.

—Él es bueno con las computadores y sabe manejar muy bien los programas —alega alguien más.

—Es verdad, él es bueno en todo eso.

Me siento incómodo por tantos comentarios. Está claro que nadie quiere hacerse cargo y por eso me señalan a mí como única y mejor opción.

—¿Nuestro vicepresidente está de acuerdo en ello?

Escucho a Hoseok susurrar un "di que no". Sin embargo, ante tanta presión, no soy capaz de negarme y termino aceptando la petición de la maestra.

—Perfecto. Búscame cuando tengas libre en la sala de maestros para indicarte mejor el tema.

Se voltea y aprovecha los últimos minutos de clase que le quedan. Suspiro sin que nadie me vea. Agacho la mirada y evito los ojos reprochables de mis amigos.

Decir no es algo que no se me da muy bien, por eso —en palabras de Hobi— siempre se están aprovechando de mí.

Decir no es algo que no se me da muy bien, por eso —en palabras de Hobi— siempre se están aprovechando de mí

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𝐒𝐎𝐅𝐓 𝐁𝐎𝐘 ━𝐌𝐘𝐆 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora