Oh Bitna
El timbre de fin de clase suena y de inmediato recojo todas mis pertenencias.
—Bitna, vamos al karaoke —pide Jiah entrelazando su brazo con el mío.
La miro de reojo. Después de tantos días sin escuchar esa frase, me sienta mal el verme en la obligación de rechazarla ahora.
—No puedo —declino con pesar—, tengo que estar temprano en casa.
Hace un pequeño puchero y noto toda su intención de reprochar, sin embargo desvía un segundo la mirada al pasillo y no dice nada. Me mira y asiente, mientras yo continúo con mi tarea de guardar mis cosas; me coloco la mochila en cuanto termino de hacerlo.
—De acuerdo, entonces otro día será —me sonríe y suelta mi brazo para posterior a ello salir disparada del salón.
Permanezco por un instante en completa sorpresa —puesto que pensé que insistiría hasta el cansancio— antes de espabilarme y salir yo también rumbo a casa. Tomo el autobús de regreso a casa y me acomodo en el asiento de al fondo en cuanto veo que está vacío, ajusto los auriculares al mp3 que llevo años conservando como un tesoro invaluable y le doy a reproducir. La primera canción que suena es una balada ochentera de esas que mamá solía escuchar seguido y que al final consiguió contagiarme. Pego la cabeza a la ventana y cierro los ojos, disfrutando y dejándome llevar por la suave melodía.
Rememoro, inconscientemente, los acontecimientos de los últimos días y caigo en cuenta de que llevo casi un mes recibiendo tutorías de Min Yoongi, sin embargo continuamos sin seguir siendo lo suficientemente cercanos como para hablar de algo más que no sean los temas de tutorías. Lo intenté, en un inicio quise acercarme aunque fuera un poco, quise ser amable y despreocupada, pero sus muchas obligaciones parecen ser un impedimento; eso, y que continúa sin poder deshacerse de ese terrible problema de no poder negarse a nada. Aunque a mí sí me negó, pero supongo que ha de tener prioridades.
Desde entonces, cada vez que él tiene intenciones de querer acercarse, yo parezco levantar mil muros alrededor para que no lo consiga. Es algo que no puedo evitar hacer. Tan solo contemplar la idea de un acercamiento entre él y yo me coloca los nervios de punta, tal vez porque lo intenté y él pareció no percatarse; o simplemente se deba a que de verdad ya no deseo tenerlo cerca más de lo necesario.
—Cariño, menos mal ya llegaste —comenta mamá ni bien abro la puerta.
En clases me envió un mensaje pidiéndome que esté en casa lo antes posible, parecía un grito desesperado por lo que no dudé en venir pronto.
—¿Qué sucede?
Mamá parece dudar por un segundo, pero mi mirada es insistente y al final termina por decirme lo sucedido.
—Hyeonji está en el hospital —su respuesta no es algo que esperaba.
—¿Qué? ¿Por qué?
La desesperación, desconcierto y ansiedad son evidentes en mi tono de voz.
—No sé con exactitud lo que pasó, pero según Heejin —esa debe de ser su mejor amiga— la llamaron por teléfono y colapsó de inmediato ante lo que le dijeron.
—¿Qué...?
Antes de que pueda terminar de preguntar, mamá ya está respondiendo.
—Tu tía tuvo un accidente mientras iba camino a una capacitación. No se conoce con exactitud su estado y tampoco se sabe cuántas horas lleva internada en realidad.
—¿La tía Garam está internada?
—Sí, tu padre está ahora con Hyeonji en el hospital —indica tomando su bolso—. Yo me iré a arreglar los papeles para ver qué se puede hacer aunque lo más probable es que tu prima tenga que viajar de imprevisto.
—¿Crees que esté en condiciones de hacerlo? —pregunto siguiéndole los pasos.
—No lo creo, igual yo iría con ella de ser necesario. Sobretodo porque ella es menor de edad y yo soy la única hermana de tu tía —explica—. Me iré ahora, mi cielo —deposita un beso en mi frente—. No te dejes llevar por la preocupación y procura comer, en el horno hay comida ya preparada para ti.
—Está bien.
Me detengo un minuto bajo el umbral de la entrada. Inconscientemente, mi mente rememora el momento en que el tío Eunsung falleció, Hyeonji habrá tenido poco más de siete años, pero el golpe fue tan fuerte que pasó semanas enteras sin poder conciliar el sueño; más que todo, porque ella iba con él cuando el accidente ocurrió. Supongo que ha de pensar en eso ahora que le ocurrió esto a la tía Garam, sobretodo porque ella está en otro continente.
Me doy una ducha y mientras seco el exceso de agua en mi cabello, pienso en qué decirle a Min Yoongi acerca de las tutorías de hoy. Si ya de por sí no conseguía concentrarme con facilidad, ahora no me siento mentalmente bien como para prestar atención a nada de lo que diga.
—¿Sí? —he atendido la llamada sin antes prestar atención al identificador.
—¿Oh Bitna? ¿Te encuentras bien?
Un hipido se me escapa de los labios.
—Sí. ¿Qué sucede?
—Lo siento, no podré darte las tutorías hoy —se lamenta—. Surgió algo y yo no...
—Está bien, no hay problema —susurro con calma, sintiéndome aliviada en cierta parte—. Después hablaremos para recuperar la clase de hoy, no te preocupes.
Su silencio es clara evidencia de que no se esperaba esa respuesta por mi parte. Pero de verdad, es bueno que se cancele, aunque me inquieta el motivo por el que lo hace.
—De acuerdo. Entonces, hablaremos mañana en clase. Adiós.
Cuelga de inmediato y yo me levanto de un brinco para cambiar mi ropa. No importa lo que diga mamá, aunque no pueda ser de ayuda, al menos mi apoyo en este momento servirá de algo para mi prima.
*Total de palabras: 958.
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𝐒𝐎𝐅𝐓 𝐁𝐎𝐘 ━𝐌𝐘𝐆
Fanfiction𝐒𝐁| ❛❛Tiene un corazón de oro pero también resulta ser muy ingenuo. O eso parece.❜❜ Bitna es la presidenta del salón de clases y Yoongi, el vicepresidente. Ambos son totalmente diferentes. Él es amable, ella muy rígida. Él siempre sonríe, ell...