Seis

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Taehyung se sorprendió al ver lo nervioso que estaba cuando Ivy entró en la oficina
con el bloc de notas en la mano. Ella no se vestía como una secretaria ejecutiva. La señora Lee, su ex asistente, nunca había llevado su cabello negro con nada que no fuera un recogido profesional o moño. Sus trajes perfectamente profesionales, hechos a medida habían destacado su figura acicalada, la que probablemente hubiera pasado la mayor parte de su tiempo libre perfeccionando. Ella habría sentido como en casa en la portada de una revista. Él también podría haber mantenido el hielo congelado sobre su culo.

En contraste, Ivy llevaba puesta una falda demasiado grande que no podía disimular el bamboleo erótico de sus caderas y una blusa informe que escondía aún menos. Tenía unos pechos bellísimos. Usaba muy poco maquillaje y su cabello rubio miel caía en unos bonitas ondas sueltos. Lucía vistosa, pero nunca llamativa.

¿Por qué le palpitaba el corazón cuando ella entraba en la habitación?

—Hola, Jimin. Señor Kim. ¿Deseabais verme? —preguntó con su dulce acento de la Isla Jeju.

Afortunadamente, Jimin podía articular palabras cuando Ivy estaba por allí dado que, por el momento, Taehyung se sentía incapaz. Jimin se levantó deprisa de su asiento para acompañarla al suyo. Como era de esperar, estaba justo al lado del de él, tan cerca que sus rodillas casi se tocaban, y Taehyung estaba atrapado detrás de su descomunal escritorio. Solo.

De todos modos estaba donde le correspondía.

—Toma asiento, amor —le dijo Jimin con una sonrisa.

Ella pareció no prestar atención al término cariñoso.

—Gracias.

Ivy le sonrió a Jimin. Taehyung se obligó a no moverse. Cada instinto le decía que saliera de detrás de ese maldito escritorio y se uniera a ellos. Joder, podía levantar a Ivy, sentarla en su regazo y llevar adelante esta pequeña reunión con su polla presionada contra su culo. Tal vez entonces lo empezaría a llamar Taehyung. Aunque tenerla llamándole señor Kim con esa manera sureña tan dulce mientras le metía la polla en el coño, también sería atractivo.

Mierda. Tenía mucho más en común con sus hermanos de lo que jamás admitiría. Se removió en su asiento porque su pene era un mástil pleno y se tranquilizó esperando que pareciera una preocupación paternal.

—Ivy, tenemos que hablar de algo.

Su columna vertebral se envaró y sostuvo su bolígrafo listo.

—Sí, señor.

Señor. Esa sería una buena manera de llamarlo cuando la obligara a bajar sobre su polla.

O no le podría llamar nada en absoluto, incapaz de hablar porque estaba demasiado aturdida por el placer.

O ella podría guardar silencio porque se había suicidado después de que la descuidara. Sí, eso sonaba más realista.

—¿Está usted bien, señor Kim? —Ivy se inclinó hacia adelante, los ojos muy abiertos por la preocupación.

Taehyung apartó a la fuerza los pensamientos de su cabeza. No iba a actuar en consecuencia. Ivy se merecía algo mucho mejor que él. Brevemente consideró quedarse atrás. Jimin y Jungkook podrían ocuparse de ella en Alaska. Pero si dejaba a Jungkook con Jimin ahora, Taehyung sabía que la posibilidad de enmendar la relación con su hermano sería escasa. Maldita sea.

—Estoy bien, Ivy. Pero tengo un problema con el que tú me puedes ayudar.

Su sonrisa casi iluminaba toda la habitación.

—Por supuesto.

Jimin se hizo cargo, los ojos le brillaban de afecto al mirar a Ivy.

—Necesitamos que vengas con nosotros en un pequeño viaje de negocios y actúes como nuestra mano derecha.

Cautiva - jjk; kth; pjm [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora