O ME FELICITAN EN ESTE CAPITULO O ME DOY DE BAJA DE LA VIDA, NO SABEN LO DIFÍCIL QUE FUE SACAR UNA MALDITA IDEA DEL COITO CON IZANA!
Por cierto, agradecería mucho que comentaran algo ¿Saben? Si les gusta y me dan vistas está bien, pero también me gustaría que votaran y dejarán algún comentario, así yo sabré que realmente les gusta<\3
•Los personajes son mayores de edad.
• En este fanfic encontrarás contenido +18
• Si no te gusta "este tipo de contenido" te invito a qué no lo veas
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Creditos a quien le corresponda.
— ¿Estoy en el infierno? — murmuraste luego de abrir los ojos y ver el suelo lleno de sangre.
— Desgraciadamente aún no. — Respondió Kakucho, tu amigo de la infancia . — ¿Terminaste de lamentarte?
— Desgraciadamente aún no... — balbuceaste.
— ¿Es ella? — una voz masculina se hizo presente desde el fondo.
Se escuchaban los pasos ligeros por lo cual debía de ser un hombre joven, cada vez se escuchaba mucho más cerca y de pronto frente a tí estaban los zapatos de esa persona, esté llevaba las uñas de color negro y unas sandalias del mismo color.
Su piel era morena y aunque sentías su mirada penetrante no te atreviste a mirarlo, en cambio soltaste una risita.
— ¿No vas a hablar? — preguntó mientras se arrodillaba en el suelo.
Aquel joven tomó tu cabello con fuerza y te hizo elevar el rostro para verte mejor.
— ...
— ¿Quién te envío? — su mirada aguda te estremeció. — Es otra puta asegúrate de llevarla con el resto Ka-
— PUAJ!
Aquel sonidos fue provocado por ti, habías escupido en su mejilla demostrando que no tenías el mínimo interés en darle respeto, sorprendentemente el joven tomo su mejilla y limpio el área.
— ¿Otra puta? ¿No tuviste una madre que te enseñará modales? Oh no! Ella te abando-
En ese momento el puño de ese joven llego hasta tu mejilla y perdiste la noción del tiempo, cuando despertaste estabas en un basurero atada de pies y manos pero con vida y si estabas con vida fue porque ellos se apiadaron de tí, no porque fuera un accidenté.
Te las arreglaste para retirar la soga que con fuerza te ataba las muñecas y pies. Tan solo después de terminar tomaste aire y soltaste un fuerte gritó.
— IZANA KUROKAWA! — Apretaste el puño mientras fruncias el seño y le gritabas a la nada.
Ese idiota que te prometió bajar las estrellas y la luna cuando estaban en ese ese reformatorio se había olvidado mágicamente de tí, dejando atrás la promesa que hicieron hace algunos años.... Intentaste nuevamente llegar a la cima de Tenjiku pero se te fue imposible si Izana seguía de pie.