¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
•Los personajes son menores de edad.
• En este fanfic encontrarás contenido +18
• Si no te gusta "este tipo de contenido" te invito a qué no lo veas
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El sol comenzaba a ponerse sobre la ciudad, bañando las calles con una luz dorada que poco a poco se desvanecía en la penumbra. Tú, con su porte majestuoso y mirada decidida, caminabas por los pasillos del club nocturno que servía como base de operaciones para Bonten. La organización era conocida por su estructura despiadada y sus líderes implacables, y claramente alguien como tú, no era la excepción.
Recordabas perfectamente la noche en que tu vida cambió para siempre. Trabajaba en un club nocturno, usando tu ingenio y encanto para sobrevivir en un mundo peligroso. Habías sido amiga cercana de Emma Sano, la hermana de Mikey, y cuando él se enteró de la situación que estabas cruzando, decidió sacarte de ese ambiente y darte una oportunidad en Bonten. Pero no fue una simple oportunidad; Mikey te otorgó un puesto de liderazgo avanzado, confiando en tus habilidades y en la lealtad que habías demostrado a su hermana, pues nunca olvidará la ocasión que casi dabas tu vida por salvar la de Emma, esa noche donde estaban rodeadas de pandilleros, los Black Dragons, siempre recordara como no dejaste que ni uno de ellos le tocará un solo cabello a Emma.
Esta decisión, sin embargo, no había sido bien recibida por todos. Especialmente por Rindou Haitani, quien sentía que tú no habías merecido ese ascenso meteórico. Aunque tus habilidades y su inteligencia eran indiscutibles, Rindou no podía evitar sentir resentimiento hacia tí, una emoción que se mezclaba con una atracción que intentaba suprimir.
Esa noche, tú habías sido llamada a una reunión con Rindou por órdenes directas de Mikey. Aunque no te llevabas bien con él, sabía que las apariencias debían mantenerse. Abriste la puerta de la oficina con un leve empujón, encontrando a Rindou recostado en un sofá, con una expresión de indiferencia en su rostro.
—Llegas tarde, ____________ —dijo Rindou sin molestarse en levantarse.
—No tengo por costumbre esperar a nadie, y menos a ti —respondiste, cerrando la puerta tras de tí y cruzando la habitación con pasos firmes.
